Cuanto se calla permanece en el aire donde se enamoran dos personas con una tristeza infinita y una ternura más ansiada que conocida.

Se puede ver desnudo en un momento de placer solitario, nadando, por ejemplo, a un ser que te atrae, te interesa y a quien le temes por tantas cosas nunca confesadas: mirar y la mirada circunda un vacío y lo llena de promesas.

Hay encuentros entre un acosador y su víctima, una historia de amor apenas susurrada en el pasado entre golpes apenas vislumbrados, entre daños que parecen perdurables.

Hay, también un hombre triste y una mujer desolada que parecen decirse muchas cosas cuando se ven, se tantean, se sugieren...

Es una película donde dramas muy severos apuntan a un Por amor que se reseña en la primera secuencia, única en la que interviene el productor Sean Penn, junto al protagonista William Hurt.

Por amor una búsqueda infinita, danta lenta en un ambiente que no se quiere patíbulo aunque mucho se parece.

Danza lenta para escuchar como una sonata invadida de paisajes humanos extraordinariamente interpretados por Robin Wright y William Hurt: tan frágiles que parece que pueden romperse, tan fuertes que parecen capaces de superar el peor de los destinos posible.