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España España · Madrid
Voto de kikujiro:
8
6,4
339
Documental Tras el éxito de "Cineastas contra magnates", Carlos Benpar continúa su ensayo cinematográfico en defensa de los derechos morales de los cineastas frente a las manipulaciones que sufren las películas desde los orígenes del cine hasta la actualidad. Diferentes directores e integrantes del mundo del celuloide en general nos hacen participes de anécdotas que les han ocurrido en sus películas o desarrollando sus respectivas especialidades creativas. (FILMAFFINITY) [+]
12 de octubre de 2006
20 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Cineastas contra magnates" y "Cineastas en acción" son dos películas que debería ver todo el mundo (al menos, todo aquel al que le guste el séptimo arte, aunque sea un poco). Son películas cuyo valor más allá de sus méritos cinematográficos. Como documental (o documentales, aquí hablamos de la segunda, pero vale igualmente para la primera) no es nada del otro mundo. Mantiene el ritmo a duras penas, y no es nada muy original. Además de tener unas partes “ficcionadas” un tanto pobres.

Pero es lo de menos. Hay ocasiones en los que el contenido es tan fundamental, que la forma es casi lo de menos. La sola iniciativa de denunciar las barbaridades que se cometen contra las obras cinematográficas ya merece un mayúsculo aplauso. Es una película impregnada por el inmenso amor que siente su autor por el cine. Carlos Benpar (la primera persona que denunció a España por no emitir una película en su formato original) nos ilustra con claridad sobre las atrocidades que se cometen sobre las películas sin el consentimiento de sus autores, y fuera de la legalidad, en la mayoría de los casos.

Benpar consigue reunir a artistas de diversos países que dan su punto de vista sobre esta cuestión y que también luchan, en muchos casos, porque se respete la integridad de la obra. Gente que ama el cine, y que se enfrenta a los irrespetuosos que mutilan los filmes en beneficio propio. En esta segunda parte se hace hincapié en el coloreado, el doblaje (aunque toca poco este tema para mi gusto) y en los cortes publicitarios en televisión. Ya nos había hablado sobre la cuestión de los formatos, y siempre presente la lucha en los tribunales para reclamar lo que debería ser algo básico.

Y es que debería ser algo absolutamente indiscutible que una obra de arte no pueda ser alterada nada más que por su autor intelectual. El sentido común no deja lugar a las dudas. Pero es tal el cúmulo de despropósitos que nos encontramos en este arte, que no queda otra opción que clamar al cielo, y luchar por unos derechos que jamás debieron ser pisoteados. Por eso, es tan plausible que alguien se ocupe de esto, y lo intente difundir entre el público, que no hay nada como concienciar al gran público para obtener resultados. La gran pena es que esta película la verá muy poca gente, y la mayoría de esta gente ya está sensibilizada con el tema...

Que luego la película resulte más o menos aburrida, con más o menos ritmo...eso, la verdad, es lo de menos. Lo realmente importante es lo que se cuenta, lo grave es lo que se denuncia aquí, y el mérito de la película radica en su propósito.
kikujiro
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