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Aventuras. Acción. Drama. Romance
Manikoora es una isla de los mares del Sur azotada desde siempre por los tifones, aunque hace años que no ha sufrido ninguno. Es una colonia francesa cuyo gobernador ejerce el poder al margen de de las tradiciones y costumbres de los nativos. Según una leyenda local, cuando la tiranía rebasa ciertos límites, los pájaros abandonan la isla y el mar ruge enfurecido. La relación amorosa entre dos nativos, Marama (Dorothy Lamour) y Terangi ... [+]
27 de julio de 2009
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primero de los tres films de John Ford rodados en escenarios exóticos de África (“Mogambo”, 1953) y Polinesia (“La taberna del irlandés”, 1963). El guión, de Dudley Nichols (“La diligencia”, 1939), Oliver H. P. Garret (adaptación) y Ben Hecht (no acreditado), adapta la novela “The Hurricane”, de Charles Nordhoff y James Norman Hall, publicada por primera vez en “The Saturday Evening Post” entre el 28/XII/1935 y el 1/II/1936. Se rueda en escenarios naturales de Pago Pago y Tutuila Island (Samoa) y de la isla Santa Catalina (CA) y en el plató construido en CA con el poblado polinesio y un brazo de agua, que supuso un coste de 150.000 USD. El rodaje comenzó 3/V/1937. El presupuesto estimado se eleva a 2 M USD. Nominado a 3 Oscar, gana uno (sonido). Producido por Samuel Goldwyn, se proyecta por primera vez en público el 5-XI-1937 (L.A., preestreno).
La acción dramática tiene lugar en la Polinesia francesa (Pacífico Sur) en los años 20 del XX. La narración (1937), a cargo del doctor Kersaint (Mitchell), se hace en flashback desde la cubierta de un barco que navega frente a la pequeña isla de Manakoora, arrasada por el huracán. El marinero nativo Terangi (Hall) se casa con Marama (Lamour), hija del jefe tribal Mehevi (Kikuma). De regreso al trabajo de marinero, en Tahití Terangi golpea a un francés racista, dueño de una plantación, amigo del gobernador, a causa de una provocación. El gobernador DeLaage (Massey) le impone 6 meses de prisión, sin atender las explicaciones fundamentadas del capitán Nagle (Cowan). La condena aumenta por intentos de fuga hasta 17 años de reclusión. Tras 8 años de condena, las islas son víctimas de un ciclón.
El film suma drama, romance, acción y catástrofes naturales. La obra se divide en tres partes. La primera presenta a los personajes y las situaciones. La segunda desarrolla la historia de los dos jóvenes protagonistas, enfrentados al rigorismo desproporcionado de un gobernador débil, que no atiende los ruegos y las consideraciones de su esposa (Astor) y de su entorno íntimo (capellán Paul y médico Kersaint). La tercera parte es la del ciclón que asola las islas, causando numerosas bajas humanas y cuantiosos daños materiales.
La novela que el film adapta está escrita por los mismos autores de “Motín en la Bounty”. Como en esta novela, presentan personajes sádicos y perversos, como el carcelero Warden (Carradine); personajes rígidos, inflexibles y testarudos, como el gobernador de Tahití; y personajes humanos maltratados injusta e inhumanamente. Ford propone una aplicación flexible de la ley al servicio de la justicia. Formula un alegato duro y crítico contra la aplicación de la ley de la metrópoli a las colonias y, sobre todo, a la aplicación ciega y rigorista de la misma, sin tener en cuenta las diferencias (sociales, culturales...) que separan a la sociedad colonial de la metropolitana.
(sigue sin “spoilers”)
La acción dramática tiene lugar en la Polinesia francesa (Pacífico Sur) en los años 20 del XX. La narración (1937), a cargo del doctor Kersaint (Mitchell), se hace en flashback desde la cubierta de un barco que navega frente a la pequeña isla de Manakoora, arrasada por el huracán. El marinero nativo Terangi (Hall) se casa con Marama (Lamour), hija del jefe tribal Mehevi (Kikuma). De regreso al trabajo de marinero, en Tahití Terangi golpea a un francés racista, dueño de una plantación, amigo del gobernador, a causa de una provocación. El gobernador DeLaage (Massey) le impone 6 meses de prisión, sin atender las explicaciones fundamentadas del capitán Nagle (Cowan). La condena aumenta por intentos de fuga hasta 17 años de reclusión. Tras 8 años de condena, las islas son víctimas de un ciclón.
El film suma drama, romance, acción y catástrofes naturales. La obra se divide en tres partes. La primera presenta a los personajes y las situaciones. La segunda desarrolla la historia de los dos jóvenes protagonistas, enfrentados al rigorismo desproporcionado de un gobernador débil, que no atiende los ruegos y las consideraciones de su esposa (Astor) y de su entorno íntimo (capellán Paul y médico Kersaint). La tercera parte es la del ciclón que asola las islas, causando numerosas bajas humanas y cuantiosos daños materiales.
La novela que el film adapta está escrita por los mismos autores de “Motín en la Bounty”. Como en esta novela, presentan personajes sádicos y perversos, como el carcelero Warden (Carradine); personajes rígidos, inflexibles y testarudos, como el gobernador de Tahití; y personajes humanos maltratados injusta e inhumanamente. Ford propone una aplicación flexible de la ley al servicio de la justicia. Formula un alegato duro y crítico contra la aplicación de la ley de la metrópoli a las colonias y, sobre todo, a la aplicación ciega y rigorista de la misma, sin tener en cuenta las diferencias (sociales, culturales...) que separan a la sociedad colonial de la metropolitana.
(sigue sin “spoilers”)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Condena el colonialismo, como sistema esencialmente opresivo y represivo. Como en otros films, plantea el tema de las fricciones que se dan con frecuencia entre amor y cumplimiento del deber cívico. No ofrece soluciones, pero siempre sabe extraer de las situaciones motivos de dramatismo y tensión. Expone sucintamente las debilidades humanas que se ocultan tras los comportamientos sádicos, rigoristas y autoritarios, exponentes de desequilibrios emocionales, psicológicos y mentales. Sobre todo, condena el racismo y la xenofobia, de las que fue víctima en carne propia como irlandés emigrado a EEUU y como católico.
Ford consigue construir en la segunda parte del relato, sobre una historia sencilla y bastante anodina, un clima dramático que evoca la lucha del mal contra el bien, la gran fuerza de los poderes de mal, los abusos de poder contra ciudadanos honrados e indefensos, la aplicación de penas inhumanas y la tortura (el tormento de la rueda) y de otras prácticas perversas que llevan a los reclusos a situaciones de desesperación y suicidio. Enriquece la atmósfera dramática mediante el establecimiento de paralelismos y similitudes entre la furia de las torturas carcelarias y la del ciclón; la irracionalidad caprichosa del gobernador y el comportamiento caprichoso e imprevisible del huracán; el desprecio por la vida que practica el régimen colonial, que se ha de imponer por la fuerza y el temor, ya que carece de razón, con las vidas inocentes que se cobra el huracán, desprovisto de sentimientos, corazón y razón. Sugiere el carácter punitivo del ciclón como castigo de la maldad humana.
El ciclón está rodado en plató. Los efectos especiales corren a cargo de James Basevi (“San Francisco”, 1936) y sus compañeros R.T. Layton y Lee Zavitz. El viento se simula con motores de avión. El agua se mezcla con jabón líquido para simular la espuma natural de las aguas embravecidas. El montaje está trabajado con esmero y precisión. La secuencia resultó convincente y satisfactoria para el público del momento y en ella la película basó su fama. Vista con ojos actuales, conserva fuerza y vigor y resulta de gran interés histórico.
La banda sonora, de Alfred Newman, imita y traslada melodías polinesias de encaje ambiental. Incorpora la canción romántica “Moon of Manakoona”, de Newman. Como música adaptada añade un fragmento de la “marcha nupcial”, de Mendelssohn, y de la canción “Can’t Give You Anything But Love” (en el night club), de 1928. La fotografía, de Bert Glennon (“La diligencia”), en B/N, pone el acento en el exotismo de las islas, su paisaje, sus costumbres y modos de vestir. Las imágenes del ciclón fueron innovadoras en su momento y son notables para el espectador de hoy.
Bibliografía
Giulio D’AMICONE, “Territorio Ford. Tres viajes de Ford a África y la Polinesia”, ‘Dirigido por’, nº 379, págs. 80-82, junio 2008.
Terenci MOIX, “Huracán sobre la isla”, ‘La gran historia del cine’, ‘Antología crítica’, págs. 374-375, TyB Ed., Madrid 2002.
Ford consigue construir en la segunda parte del relato, sobre una historia sencilla y bastante anodina, un clima dramático que evoca la lucha del mal contra el bien, la gran fuerza de los poderes de mal, los abusos de poder contra ciudadanos honrados e indefensos, la aplicación de penas inhumanas y la tortura (el tormento de la rueda) y de otras prácticas perversas que llevan a los reclusos a situaciones de desesperación y suicidio. Enriquece la atmósfera dramática mediante el establecimiento de paralelismos y similitudes entre la furia de las torturas carcelarias y la del ciclón; la irracionalidad caprichosa del gobernador y el comportamiento caprichoso e imprevisible del huracán; el desprecio por la vida que practica el régimen colonial, que se ha de imponer por la fuerza y el temor, ya que carece de razón, con las vidas inocentes que se cobra el huracán, desprovisto de sentimientos, corazón y razón. Sugiere el carácter punitivo del ciclón como castigo de la maldad humana.
El ciclón está rodado en plató. Los efectos especiales corren a cargo de James Basevi (“San Francisco”, 1936) y sus compañeros R.T. Layton y Lee Zavitz. El viento se simula con motores de avión. El agua se mezcla con jabón líquido para simular la espuma natural de las aguas embravecidas. El montaje está trabajado con esmero y precisión. La secuencia resultó convincente y satisfactoria para el público del momento y en ella la película basó su fama. Vista con ojos actuales, conserva fuerza y vigor y resulta de gran interés histórico.
La banda sonora, de Alfred Newman, imita y traslada melodías polinesias de encaje ambiental. Incorpora la canción romántica “Moon of Manakoona”, de Newman. Como música adaptada añade un fragmento de la “marcha nupcial”, de Mendelssohn, y de la canción “Can’t Give You Anything But Love” (en el night club), de 1928. La fotografía, de Bert Glennon (“La diligencia”), en B/N, pone el acento en el exotismo de las islas, su paisaje, sus costumbres y modos de vestir. Las imágenes del ciclón fueron innovadoras en su momento y son notables para el espectador de hoy.
Bibliografía
Giulio D’AMICONE, “Territorio Ford. Tres viajes de Ford a África y la Polinesia”, ‘Dirigido por’, nº 379, págs. 80-82, junio 2008.
Terenci MOIX, “Huracán sobre la isla”, ‘La gran historia del cine’, ‘Antología crítica’, págs. 374-375, TyB Ed., Madrid 2002.