Media votos
6,7
Votos
5.206
Críticas
1.665
Listas
182
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Miquel:
7
6,2
24.617
Drama
Poder, dinero y sangre: estos son los valores a los que los habitantes de las provincias de Nápoles y Caserta tienen que enfrentarse cada día. No hay elección; no tienen más remedio que obedecer las leyes de la Camorra. Sólo unos pocos afortunados pueden llevar una vida normal. (FILMAFFINITY)
15 de junio de 2010
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Largometraje del realizador italiano Matteo Garrone (Roma, 1968). El guión, de Maurizio Brancci, Ugo Chiti, Gianni di Gregorio, Massimo Gaudioso, Roberto Saviano y Matteo Garrone, adapta la novela de éxito “Gomorra” (2006), de Roberto Saviano (Nápoles, 1979). Se rueda en escenarios naturales de Nápoles (Campania), Scampia (Nápoles) y Venecia, con un presupuesto ajustado. Nominado a la Palma de oro, gana el Gran Premio del Jurado (Cannes), 5 premios del Cine Europeo (película, actor, fotografía, director y guión) y otros premios. Producido por Domenico Procacci para Fandango, Rai Cinema y Sky, se estrena el 16-V-2008 (Italia).
La acción dramática tiene lugar en Nápoles, la barriada de las velas de Scampia (Nápoles) y Venecia, a lo largo de unos pocos días. Incorpora 5 historias simultáneas ligeramente enlazadas. Totó (Apruzzese) es un chaval de unos 12 años que colabora con la Camorra, mafia napolitana, como recadero y que desea integrarse en ella, fascinado por el poder de sus dirigentes. La historia del chico sirve como hilo conductor del enlace de 5 historias: la de Don Ciro (Imparato), la del licenciado Roberto (Paternóster), la de los jóvenes Mario (Macor) y Ciro (Petrone) y la del sastre Pasquale (Cantalupo). Por medio de las cinco historias se compone un relato sobre la mafia napolitana, llamada Camorra o vulgarmente El Sistema.
El film suma crimen, drama y mafia. Muestra los métodos de la organización, basados en una violencia extrema y en la criminalidad; los tipos de actividades preferidas (tráfico de drogas, extorsión, gestión de residuos tóxicos, prostitución, tráfico de armas, explotación laboral de personas...); la organización específica de la mafia napolitana (de estilo horizontal, sin jefes superiores y con numerosos cabecillas de nivel igual o similar); las dimensiones, el arraigo, el grado de penetración social, las luchas internas de las bandas y otras características del entramado criminal local.
La narración se presenta construida de acuerdo con los parámetros de un estilo documentalista, que refleja la realidad de modo directo y sin artificios, con asepsia y ausencia de juicios de valor. Trata de no tomar partido ni a favor ni en contra de los personajes, las conductas que desarrollan y los hechos que protagonizan, tanto por lo que respecta a la trama principal, como a las subtramas que se esbozan o insinúan. La cámara se esfuerza en mostrar las cosas tal como son, sin añadidos y sin refuerzos. El distanciamiento que adquiere la narración es consecuencia de la mirada aséptica y fría que se usa, no impide que algunos hechos resulten sobrecogedores. Tampoco impide que la narración alcance momentos particularmente contundentes y de gran fuerza expresiva.
La acción dramática tiene lugar en Nápoles, la barriada de las velas de Scampia (Nápoles) y Venecia, a lo largo de unos pocos días. Incorpora 5 historias simultáneas ligeramente enlazadas. Totó (Apruzzese) es un chaval de unos 12 años que colabora con la Camorra, mafia napolitana, como recadero y que desea integrarse en ella, fascinado por el poder de sus dirigentes. La historia del chico sirve como hilo conductor del enlace de 5 historias: la de Don Ciro (Imparato), la del licenciado Roberto (Paternóster), la de los jóvenes Mario (Macor) y Ciro (Petrone) y la del sastre Pasquale (Cantalupo). Por medio de las cinco historias se compone un relato sobre la mafia napolitana, llamada Camorra o vulgarmente El Sistema.
El film suma crimen, drama y mafia. Muestra los métodos de la organización, basados en una violencia extrema y en la criminalidad; los tipos de actividades preferidas (tráfico de drogas, extorsión, gestión de residuos tóxicos, prostitución, tráfico de armas, explotación laboral de personas...); la organización específica de la mafia napolitana (de estilo horizontal, sin jefes superiores y con numerosos cabecillas de nivel igual o similar); las dimensiones, el arraigo, el grado de penetración social, las luchas internas de las bandas y otras características del entramado criminal local.
La narración se presenta construida de acuerdo con los parámetros de un estilo documentalista, que refleja la realidad de modo directo y sin artificios, con asepsia y ausencia de juicios de valor. Trata de no tomar partido ni a favor ni en contra de los personajes, las conductas que desarrollan y los hechos que protagonizan, tanto por lo que respecta a la trama principal, como a las subtramas que se esbozan o insinúan. La cámara se esfuerza en mostrar las cosas tal como son, sin añadidos y sin refuerzos. El distanciamiento que adquiere la narración es consecuencia de la mirada aséptica y fría que se usa, no impide que algunos hechos resulten sobrecogedores. Tampoco impide que la narración alcance momentos particularmente contundentes y de gran fuerza expresiva.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El gran número de actores y de las acciones que realizan, confieren al discurso un aire de dispersión y confusión, que se ve reforzado por la maraña de relaciones e interrelaciones que se establecen con la intención de contextualizar y explicar los laberintos que dan forma a la organización criminal local. El relato se presenta exento de lirismo y de aires épicos. Los personajes visten informalmente y descuidadamente, se mueven en escenarios sombríos, desvencijados y sucios. Se comportan groseramente entre ellos y con los demás. El realismo deriva, de ese modo, hacia una objetividad hiriente, ingrata de ver e inelegante, propia del realismo descarnado y sin concesiones.
La película da razón de una realidad desconocida por muchos, rechazable, injusta y vergonzosa, dotada de singularidades sorprendentes. Entre ellas, la virulencia de su deriva sangrienta, la atrocidad inaudita de sus tropelías y la brutalidad de sus métodos deshumanizados. La acogida del film por parte del público interesado en enriquecer su información y su caudal de conocimientos, demuestra la validez del film al respecto. Por lo demás, no sin razón se ha echado en falta la escasa dramatización de la historia, su sentido descriptivo y la apuesta que hace por la información por encima de la emoción. Como contrapartida, el film ofrece un relato desolador sobre el imperio de la fuerza y el salvajismo de la ley de la calle. Las interpretaciones, a cargo de un elenco predominantemente no profesional, resultan naturales, discretas y correctas.
El film contiene referencias a películas anteriores, como “El precio del poder”(De Palma, 1983), “Vidas cruzadas” (Altman, 1993), “Magnolia” (Anderson, 1999), “Scarface” (Hawks, 1932), el western, etc.
La banda sonora ofrece unos cortes inicial y final de gran sonoridad, destinados a explicar la realidad criminal que se glosa en el film. Añade como música adaptada un número relativamente elevado de fragmentos de música del momento, que más allá de su ubicación dietética, aportan sin estridencias notas de color y trazos de dibujo, que realzan el sentido de la acción que acompañan. La fotografía, de Marco Honorato, hace uso de la cámara en mano, emplea una cámara en constante movimiento, ofrece barridos rápidos, desenfoques intencionados y ausencia de efectos visuales. El montaje se basa en un uso acertado y hábil de la elipsis narrativa, en el marco de un ritmo general pausado y del recurso a la prolongación posiblemente innecesaria de algunas escenas.
Referencias
- Hilario J. RODRÍGUEZ, “El oficio de matar”, ‘Dirigido por’, nº 383, pág. 30-31, noviembre 2008.
- Miguel MORA, “El fenómeno Gomorra llega al cine”, ‘El País’, 12-V-2008.
La película da razón de una realidad desconocida por muchos, rechazable, injusta y vergonzosa, dotada de singularidades sorprendentes. Entre ellas, la virulencia de su deriva sangrienta, la atrocidad inaudita de sus tropelías y la brutalidad de sus métodos deshumanizados. La acogida del film por parte del público interesado en enriquecer su información y su caudal de conocimientos, demuestra la validez del film al respecto. Por lo demás, no sin razón se ha echado en falta la escasa dramatización de la historia, su sentido descriptivo y la apuesta que hace por la información por encima de la emoción. Como contrapartida, el film ofrece un relato desolador sobre el imperio de la fuerza y el salvajismo de la ley de la calle. Las interpretaciones, a cargo de un elenco predominantemente no profesional, resultan naturales, discretas y correctas.
El film contiene referencias a películas anteriores, como “El precio del poder”(De Palma, 1983), “Vidas cruzadas” (Altman, 1993), “Magnolia” (Anderson, 1999), “Scarface” (Hawks, 1932), el western, etc.
La banda sonora ofrece unos cortes inicial y final de gran sonoridad, destinados a explicar la realidad criminal que se glosa en el film. Añade como música adaptada un número relativamente elevado de fragmentos de música del momento, que más allá de su ubicación dietética, aportan sin estridencias notas de color y trazos de dibujo, que realzan el sentido de la acción que acompañan. La fotografía, de Marco Honorato, hace uso de la cámara en mano, emplea una cámara en constante movimiento, ofrece barridos rápidos, desenfoques intencionados y ausencia de efectos visuales. El montaje se basa en un uso acertado y hábil de la elipsis narrativa, en el marco de un ritmo general pausado y del recurso a la prolongación posiblemente innecesaria de algunas escenas.
Referencias
- Hilario J. RODRÍGUEZ, “El oficio de matar”, ‘Dirigido por’, nº 383, pág. 30-31, noviembre 2008.
- Miguel MORA, “El fenómeno Gomorra llega al cine”, ‘El País’, 12-V-2008.