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España España · Palma (Mallorca)
Voto de Miquel:
7
Drama. Romance La cantante de ópera Mary Blake (Jeanette MacDonald) huye de la miseria y busca cobijo en Blackie Norton (Clark Gable), un empresario de San Francisco que le proporciona trabajo. Inevitablemente, surge una estrecha relación entre ambos que es desaprobada por el sacerdote Mullin (Spencer Tracy). Mientras tanto, nos aproximamos a la fatídica fecha del 18 de abril de 1906, cuando un terremoto arrasó la ciudad y provocó más de 3.000 muertos. (FILMAFFINITY) [+]
20 de septiembre de 2009
29 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film realizado por Woodbridge S. Van Dyke II (1889-1943), apodado “One Take Woody”, por su afición a las tomas únicas. El guión, de Anita Loos (“Mujeres”, Cukor, 1939), esposa del productor Emerson, desarrolla un argumento original de Robert E. Hopkins (1886-1966). Se rueda, entre el 14/II y el 14/V de 1936, en los MGM Studios (Culver City CA), con un presupuesto de 1,3 M USD. Nominado a 6 Oscar, gana uno (sonido). Producido por John Emerson y Bernard H. Hyman para la MGM, se estrena el 26-VI-1936 (EEUU).

La acción dramática tiene lugar en el barrio llamado “Barbary Coast”, que concentra los clubs nocturnos, los garitos de juego y la prostitución de la ciudad de San Francisco (CA), entre el 31-XII-1905 y la madrugada del 18-IV-1906. La cantante Mary Blake (MacDonald), hija de un pastor protestante rural recién fallecido, de profundas convicciones religiosas, queda inesperadamente sin trabajo a causa del incendio del club en el que trabajaba como cantante. Recurre a Blackie Norton (Gable), propietario del “Club Paradise”. Pocos días después se interesa por su trabajo el empresario del “Tivoli Opera House”, Jack Burley (Holt). Blackie es seductor, hipócrita, egoísta y mujeriego. Hace ostentación de su agnosticismo y de su interés por la soltería. Burley es de una familia de la aristocracia de la ciudad (antiguos ricos), es caprichoso y no rechaza el juego sucio para conseguir lo que quiere.

El film suma aventuras, drama, acción, musical, romance y cine de catástrofes. La obra se presenta dividida en actos, a la manera clásica. Las intervenciones del padre Mullin (Tracy) marcan los tránsitos de un acto al otro, que se subrayan con fundidos en negro. El guión compone una narración poco consistente, un tanto desordenada y desangelada, a la que añade un fondo de exaltación religiosa, que llega a alcanzar cotas que me parecen desproporcionadas e impropias. Por lo demás, no refleja el carácter cosmopolita de la ciudad de la época, poblada por 400.000 habitantes de todos los Continentes, de todas las etnias y prácticamente de todos los países. Sólo se ve un italiano y un sirviente chino. Se exalta, en cambio, la condición de la ciudad como emporio de las oportunidades para todos y del éxito para muchos.

La narración incorpora canciones de Jeannette MacDonald, que se luce cantando composiciones populares, de sala de fiestas y arias de ópera, tomadas de “Fausto”, de Gunod. Esta ópera ha gozado siempre en EEUU en general y en San Francisco de modo especial, de gran popularidad. La selección de los fragmentos de arias y su particular puesta en escena establecen indicaciones que glosan la maldad mefistofélica de uno de los personajes desaprensivos de la historia, cuya imagen recogen las cámaras, con no poca diligencia, durante, antes o después de los cortes de bel canto. La secuencia del terremoto es conmovedora y convincente. Juegan un papel importantísimo los efectos especiales de Armand Gillespie.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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