Media votos
6,7
Votos
5.206
Críticas
1.665
Listas
182
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Miquel:
7
7,2
478
Drama
Adaptación de la novela homónima de Salvatore Gotta. Narra la desdichada y rocambolesca vida de la estrella de cine Gaby Doriot (Isa Miranda). Tras un intento fallido de suicidio, es ingresada en un hospital, donde bajo los efectos de la anestesia empieza a rememorar su pasado y sus desventuradas y trágicas relaciones amorosas. Tras escapar de la Alemania Nazi, Max Ophüls se estableció definitivamente en Francia. Ésta es su única ... [+]
30 de mayo de 2010
20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film de Max Ophüls (1902-57) rodado en Italia, es su séptimo largometraje. El guión, del propio Ophüls con la colaboración de Hans Wilhelm y Curt Alexander, adapta con numerosas licencias la novela “La signora di tutti” (1933), de Salvator Gotta (1887-1980), el escritor italiano de mayor relieve del momento. Se rueda entre mayo y junio de 1934 en escenarios naturales de la provincia de Como (Lombardía, Italia) y en los platós de Cines Studios (Roma), dotados de excelentes equipos, pero mal insonorizados. Nominado al León de oro, gana el premio al film de mejor calidad técnica. Producido por Angelo Rizzoli para Novella Films, se proyecta por primera vez en público el 13-VIII-1934 (Festival Venecia).
La acción dramática tiene lugar en París (estudio de rodaje, suite de un hotel y quirófano de un hospital), donde la actriz Gaby Doriot, nombre artístico de Gabrielle Murge (Miranda), es intervenida de urgencia tras un intento de suicidio. Bajo los efectos de la anestesia, recuerda los hechos más destacados de su vida desde los 15 a los 22 años (momento actual). La historia que rememora tiene lugar en Milán, París y en una villa rural de Como (Lombardía). Gaby, hija de un coronel jubilado y viudo, es seria, reservada, tímida, encantadora, alegre, elegante y muy atractiva. De cabellos rubios, cautiva a los hombres, que se sienten fascinados por ella. Su única hermana, Anna (Corraldi), es abierta, comunicativa, decidida, simpática y morena. El padre (Picasso) es autoritario, entrometido y dado a coartar la libertad de sus hijas, pese a depender emocionalmente de ellas. Gaby se relaciona con Roberto Nanni (Benfer), que estudia en Roma, su madre Alma (Pavlova) y su padre Leonardo (Benassi).
El film suma drama, drama psicológico y romance. Esencialmente es un melodrama de fuertes pasiones. Acusa influencias del drama norteamericano que se pone de moda a raíz de la Gran Depresión y que da lugar a la producción de obras de gran dramatismo destinadas a satisfacer a un público ansioso de emociones fuertes. En esta línea sobresalen algunos films como “La Venus rubia” (1932), de Josef von Sternberg. Por otro lado, el film que comentamos anticipa elementos argumentales y estilísticos que alcanzan su plenitud en la magnífica vacuidad de Danielle Darrieux en “Madame de...” (1953) y en el desgarrado romanticismo de Martine Carol en “Lola Montes” (1955).
La película ha merecido siempre elogios por la excelencia técnica, que se concreta en un trabajo de cámara diligente y de gran elegancia; unos diálogos rápidos y breves; un pulso narrativo potente; un ritmo sostenido e intenso; la ausencia de tiempos desaprovechados; la reiteración de pulcras tomas largas; la creación de complejos travellings resueltos con inesperada naturalidad; juegos limpios de planos paralelos en movimiento (el coche de Leonardo y la embarcación de patines de Gaby) y el dinamismo espontáneo de escenas rodadas con la cámara en mano.
La acción dramática tiene lugar en París (estudio de rodaje, suite de un hotel y quirófano de un hospital), donde la actriz Gaby Doriot, nombre artístico de Gabrielle Murge (Miranda), es intervenida de urgencia tras un intento de suicidio. Bajo los efectos de la anestesia, recuerda los hechos más destacados de su vida desde los 15 a los 22 años (momento actual). La historia que rememora tiene lugar en Milán, París y en una villa rural de Como (Lombardía). Gaby, hija de un coronel jubilado y viudo, es seria, reservada, tímida, encantadora, alegre, elegante y muy atractiva. De cabellos rubios, cautiva a los hombres, que se sienten fascinados por ella. Su única hermana, Anna (Corraldi), es abierta, comunicativa, decidida, simpática y morena. El padre (Picasso) es autoritario, entrometido y dado a coartar la libertad de sus hijas, pese a depender emocionalmente de ellas. Gaby se relaciona con Roberto Nanni (Benfer), que estudia en Roma, su madre Alma (Pavlova) y su padre Leonardo (Benassi).
El film suma drama, drama psicológico y romance. Esencialmente es un melodrama de fuertes pasiones. Acusa influencias del drama norteamericano que se pone de moda a raíz de la Gran Depresión y que da lugar a la producción de obras de gran dramatismo destinadas a satisfacer a un público ansioso de emociones fuertes. En esta línea sobresalen algunos films como “La Venus rubia” (1932), de Josef von Sternberg. Por otro lado, el film que comentamos anticipa elementos argumentales y estilísticos que alcanzan su plenitud en la magnífica vacuidad de Danielle Darrieux en “Madame de...” (1953) y en el desgarrado romanticismo de Martine Carol en “Lola Montes” (1955).
La película ha merecido siempre elogios por la excelencia técnica, que se concreta en un trabajo de cámara diligente y de gran elegancia; unos diálogos rápidos y breves; un pulso narrativo potente; un ritmo sostenido e intenso; la ausencia de tiempos desaprovechados; la reiteración de pulcras tomas largas; la creación de complejos travellings resueltos con inesperada naturalidad; juegos limpios de planos paralelos en movimiento (el coche de Leonardo y la embarcación de patines de Gaby) y el dinamismo espontáneo de escenas rodadas con la cámara en mano.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El realizador deja en la obra muestras de gran parte de lo que serán las constantes de su obra. Revela su afición a los trenes, las manifestaciones de modernidad (viajes comerciales en avión), las nuevas tendencias de la arquitectura (racionalismo de la sala de cine de Milán), los últimos modelos de coches, las rotativas de última generación, la vida en el campo, los jardines, etc. Muestra su fascinación por las mujeres rubias (Gaby); las mujeres independientes, autónomas, decididas, activas y resolutivas (Anna); el protagonismo de la mujer, etc. Deja constancia de su aversión al autoritarismo y la restricción de las libertades. Demuestra su interés por las relaciones de padres e hijos y por las rivalidades que con frecuencia las informan. Le gusta explorar el mundo de los amores contrariados, el peso del azar en las relaciones sentimentales, la asociación frecuente de amor y conductas destructivas, etc. La obra pone de manifiesto la tendencia del realizador a considerar que la mujer está destinada a sufrir y no ser feliz, y la inclinación del mismo a asociar belleza y maldición. El realizador denuncia la falsa gloria dependiente de la fama y del éxito en el mundo del espectáculo. También denuncia la disociación entre fama, éxito y felicidad. Le preocupa el peso de la fatalidad y del destino. En años posteriores, Ophuls mejora y depura su técnica y su estilo.
Pese a la seriedad del drama y del tratamiento riguroso que le da Ophüls, un humor sutil se hace presente en algunos pasajes, como en la escena del coro de las niñas, en la estrafalaria discusión por dinero entre el empresario Veraldi (Coop) y el productor de cine (Ferrari) y en otros pasajes.
La banda sonora, del ruso exiliado en Italia Daniele Amfitheatrof, aporta melodías de fondo que acompañan la acción con tonos tenues, suaves y ligeros. En tres ocasiones la música pasa a primer plano: en la Scala, en la escena de la radio de Alma y en la audición de la canción “La signora di tutti”, a cargo de Nelly Nelson, grabada en disco de pasta, que tiene gran éxito en su momento. La fotografía, del italiano Ubaldo Arata, en B/N, compone un discurso visual lleno de elegancia y virtuosismo. Combina reflejos en espejos, proyecciones de sombras (de la silla de ruedas), barridos, imágenes deformadas (plano anterior al final), superposición de imágenes y encuadres singulares. Explica con imágenes y sin palabras, pero con elocuencia sobrecogedora, cómo la diva se convierte en sólo una imagen sobre papel al alcance de todo el mundo.
Referencias
- Jean A. GILI, “Max Ophüls in Italie: La Signora di tutti (1934)”, ‘Revista 1895’, nº 34-35, pág. 207-215, Francia 2001.
- ANSWERS, “La signora di tutti”, answers.com.
Pese a la seriedad del drama y del tratamiento riguroso que le da Ophüls, un humor sutil se hace presente en algunos pasajes, como en la escena del coro de las niñas, en la estrafalaria discusión por dinero entre el empresario Veraldi (Coop) y el productor de cine (Ferrari) y en otros pasajes.
La banda sonora, del ruso exiliado en Italia Daniele Amfitheatrof, aporta melodías de fondo que acompañan la acción con tonos tenues, suaves y ligeros. En tres ocasiones la música pasa a primer plano: en la Scala, en la escena de la radio de Alma y en la audición de la canción “La signora di tutti”, a cargo de Nelly Nelson, grabada en disco de pasta, que tiene gran éxito en su momento. La fotografía, del italiano Ubaldo Arata, en B/N, compone un discurso visual lleno de elegancia y virtuosismo. Combina reflejos en espejos, proyecciones de sombras (de la silla de ruedas), barridos, imágenes deformadas (plano anterior al final), superposición de imágenes y encuadres singulares. Explica con imágenes y sin palabras, pero con elocuencia sobrecogedora, cómo la diva se convierte en sólo una imagen sobre papel al alcance de todo el mundo.
Referencias
- Jean A. GILI, “Max Ophüls in Italie: La Signora di tutti (1934)”, ‘Revista 1895’, nº 34-35, pág. 207-215, Francia 2001.
- ANSWERS, “La signora di tutti”, answers.com.