Wesley Snipes tan cercano como siempre, simpático, paciente, elegante y con estilo. El Presidente de los EEUU en un dilema grave con Alan Alda de consejero por medio y un jefe de Seguridad de lo más siniestro, más una funcionaria muerta en ¡la misma Casa Blanca! Los sótanos de la Casa Blanca, se podía llamar la película.

Ponen un turbio asunto de unos prisioneros americanos en Corea del Norte y por medio Wesley, de policía, ese buen muchacho investigando el crimen de la funcionaria. Tienen el detalle de dotarle con fondo, es coleccionista de figuritas y necesita resolver problemas caseros con la Comisión Interestatal del Comercio. Sensacional. A su lado aparece Diane Lane, otra buena persona, una agente del Servicio de Seguridad del Presidente y juntos se ponen a trabajar. Aquí tenemos el gran acierto de la película, en la relación profesional de ambos llevada con intriga y buenas maneras. Hay una escena que van a por ella porque se ha hecho con unas pruebas y huye de las oficinas de los juzgados que es genial.

En líneas generales la película está bien hecha, enredada pero bien hecha. No sé por qué pero esta película me atrae un montón, tal vez por lo convencional y previsible que es, y puede que justo ahí radique su encanto. La pareja tiene una química fantástica. Wesley, infunde seguridad en sus actuaciones, como siempre se le ve tranquilo, por eso soy seguidor de este tío, cae bien, relaja; o sea, es un actor que no inquieta como otros; y Diane Lane está muy acertada en su papel y sin querer serlo, también está muy atractiva. El ritmo es bueno y al final te enrolla la película. La puedes ver tranquilamente.