Hay que reconocer que el amigo Corman tiene unos arranques peliculeros más que aceptables. La presentación de sus películas son escenas creíbles, aparentemente intrascendentes, dirigidas para dar la mayor naturalidad a las relaciones que surgen entre los protagonistas. A partir de ahí es muy posible que te enganche para saber por dónde van a ir los tiros. En este caso un hombre de negocios al borde de la ley; su mujer, un poco desencantada con él, y el abogado joven se verán en una situación límite impensable, después de una jornada muy real y "normal" apostando en peleas de gallos y en el casino.
El mundo se ha ido a pique y mientras lo normal, si te pasara a ti, sería estar preguntándote qué ha pasado y dando vueltas y vueltas todo extrañado, en dos minutos sitúa a los personajes en la ficción, los pone a trabajar y el drama empieza a desarrollarse.
La película no tiene nada de terror. Y el mensaje, si lo hay, no vale un pimiento. Aunque no creo que lo haya porque si lo hay serían varios según desde el lado que se mire. No obstante, al terminar de verla, Corman, no parece que te haya estafado y te haya robado el tiempo por la cara. Es una propuesta, pero como se podrá comprobar, una propuesta insulsa. En definitiva: No la veas, te vas a quedar igual. Y si alguna vez te ocurre algo parecido… Recuerda: