Es lo primero que pensé al ver los primeros capítulos de la serie.

Para ser un anime, lo veo muy atípico. Con una temática de la Edad Media, me evoca recuerdos de La Crónicas de Belgarath y El Señor de los Anillos; una compañía errante buscando acabar con la guerra de su reino.

Sin embargo, me parece una serie con toques adultos. Ya en el primer episodio nos muestran a Arslan, un príncipe que no le gusta la guerra y empieza a tener dudas sobre las normas de su padre y la igualdad con los esclavos. Sólo con eso, ya me intereso. Y por supuesto, es más seria que otros animes shonen, como One Piece o Fairy Tail, que no paran de hacer chistes.

Sin embargo, se demuestra a lo largo de la serie; lo importante no es el número de guerreros, sino la política. Es agradable ver una serie que en vez de luchas se centra en la política, en la estrategia, en el número de soldados... O cómo se lleva la corte, los tratos, las alianzas...

Encima, nos dan retazos de los pensamientos de los enemigos, donde se ve que nadie tiene razón, todos son gente y soldados que matan, tienen sus alianzas, sus deberes... Y su mentalidad. Hay personajes que creen en un Dios de igualdad que luchas por hacer del mundo un lugar mejor, mientras que otros aprovechan ese Dios para cometer atrocidades. Todo esto hace una serie muy entretenida y de calidad.