Cojamos las películas de tiros norteamericanas de toda la vida. Sumémosle el espíritu de esa tendencia estilística llamada eurotrash. Añadamos unas gotas de rollo oriental en las secuencias de lucha. Y rescatemos por enésima vez a una estrella en horas bajas -Travolta- juntándola con actores que cotizan al alza -Rhys Meyers- para formar una de esas parejas imposibles tan queridas al género de acción hollywodiense. Pongamos la Torre Eiffel de fondo e inventemos un McGuffin inverosímil del todo en el que traficantes de drogas y terroristas de Al Qaeda mueren al ritmo de quince por escena aproximadamente. El resultado es un descerebre adrenalínico ante el cual el tiempo transcurre a gran velocidad, salpicado de rudeza, grosería y frases lapidarias cada tres minutos aproximadamente. Un gran ejercicio de cine de acción sin complejos, ultraviolento, espectacular y brutal que supera con creces a sus influencias de origen para dar lugar a algo que sin ser nuevo está poseído por la frescura de lo novedoso. Animada por el espíritu de los dibujos animados más cafres, "desde París con amor" exhibe un sentido del humor gamberro no apto para todos los gustos y un despliegue de violencia garrula que hará las delicias de todos aquellos que disfrutan del cine de acción más desacomplejado. ¿Ultracomercial? sí. ¿Descerebrada? sí. Pero ambas cosas no dan lugar a un filme estúpido. Todo lo contrario: para hacer una película semejante hay que ser, como mínimo, un tipo muy listo que conoce muy bien los mecanismos de todos los géneros que desfilan por aquí con total falta de prejuicios. Ahora que la primavera se ha decidido a explotar definitivamente, recomiendo encarecidamente este entretenimiento brutal y canalla sembrado de momentos hilarantes. Y que viva la factoría Jean Luc Besson!