Fallida comedia agridulce sobre el paso del tiempo y la amistad. Al principio parece que la cosa puede estar bien. Hay escenas bucólicas, una cuidada fotografía y una música épica y aventurera que transmite un espíritu optimista y promete una cierta evasión.

Pero a pesar de contar con un reparto notable y estar cargada de buenas intenciones, el guión acaba cayendo en tópicos muy manidos sobre las relaciones de pareja, aderezado con algunos chistes picantes que nunca traspasan el velo de la comodidad y lo políticamente correcto. Nada es agüerrido ni genera un conflicto serio, todo es acomodaticio y plano, hasta el punto que los actores parecen interpretar con el piloto automático.

Conforme se desarrollaba la trama y se ponía el acento en la importancia de la conservación del Campamento Tamakwa, empecé a sospechar que el lugar existía realmente y que la película no es más que un panfleto publicitario del mismo. Efectivamente es así; además, el director Mike Binder fue uno de aquellos campistas y la película es una especie de carta de amor al parque, y a sus años de juventud.

A pesar de contar entre sus filas con nombres potentes como Bill Paxton, Diane Lane, Alan Arkin o incluso el director Sam Raimi. la película se queda en eso. No es más que un bonito juguete, un caro souvenir para aquellos campistas y empresarios vinculados al Tamakwa. Al resto de los mortales la historia nos va a dar un poco igual.