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Voto de Vivoleyendo:
8
Misterios del Titanic
2003 Estados Unidos
Documental, Intervenciones de: Bill Paxton, James Cameron
6,1
1.238
Documental Documental (realizado en 3D para las pantallas IMAX) sobre el legendario trasatlántico hundido en 1912 que muestra las inmersiones submarinas gracias a las cuales se descubrió su estado actual. (FILMAFFINITY)
23 de julio de 2011
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes y después de haber inundado las taquillas de todo el orbe con el fenómeno “Titanic“, Cameron podía ponerse el mundo por montera y dedicarse sin contenciones a una de sus grandes pasiones: explorar los misterios hundidos con el pecio del barco más legendario de todos los tiempos.
Una apabullante tecnología de vanguardia se sumergió hasta los tres mil ochocientos metros de profundidad, en las coordenadas exactas del Atlántico Norte en las que descansan los fantasmales restos del que fue el transatlántico más flamante que se haya construido.
Cameron no reparó en medios y reclutó al equipo más preparado para tamaña misión. A lo largo de bastantes años el cineasta ha explorado con frecuencia las corroídas ruinas, y nos ha hecho partícipes de su obsesión. Él podía permitírselo. Es uno de los directores de cine que más dinero amasan, así que una afición tan carísima como la de investigar sobre el Titanic era para él totalmente asequible. Un reto formidable, cierto. Tan formidable que rebasa todo límite científico y emocional.
Y yo me alegro de que Cameron esté enamorado de los fantasmas que se fueron a pique aquel 15 de abril de 1912, porque gracias a ese encandilamiento, yo también puedo alimentar mi hambre de sumergirme figuradamente en el océano para intentar rozar algo de ese monumental enigma que yace esparcido por muchos metros cuadrados de lodo.
Imágenes sin precedentes sobre los secretos condenados a desintegrarse en la oscuridad abisal, lugares y estancias que nadie había mirado en casi un siglo, objetos que conservan un esplendor desvaído pero desafiante, los pasos todavía susurrantes de los que pisaron esos suelos, el rumor de las manos tocando las superficies y las cosas, la alegría ambiente de los pasajeros de todas las clases y condiciones que llevaban cuatro días pasándoselo bomba antes del fatídico accidente, la música lejana de la mini-orquesta de primera clase que tocó hasta el fin, la conmoción de los vigías, la estupefacción de la tripulación y de los pasajeros, los gritos congelados entre las destruidas paredes y sobre la maltrecha cubierta principal, los alardes de valor o las muestras de cobardía resonando… Lo que ocurrió aquella noche sigue hablando a través del lenguaje de lo que queda, lo único que se puede rescatar gracias a los avances que han hecho posible que unos ojos robotizados nos envíen unas vistas increíbles, impensables poco tiempo atrás. El lujoso crucero naufragado de principios del siglo veinte se codea de cuando en cuando con intrépidos visitantes casi un centenar de años más tarde, vestigios de otra época junto a tecnología puntera del tercer milenio, demostrando a las generaciones que quizás nunca se agotará la capacidad de fascinación del Titanic, nunca se terminarán de descubrir hallazgos mientras el aplastante y voraz mar no engulla definitivamente al buque de los sueños.
Vivoleyendo
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