Pese a tener un flagrante aire a filme de terror adolescente con muchos sustos fáciles y demasiados convencionalismos del género en su etapa moderna, esta cinta bien vale la pena visionarla porque posee una trama engañosa y con bastantes vericuetos que la hacen atrapante en su atmósfera de intriga.
Mantiene el nivel con la primera entrega, hay bastante truculencia y sangre en su desarrollo que no se aleja nunca del slasher, pero no se despliega en forma simplona sino que hay profundidad en las motivaciones del asesino serial.
Además la cinta se mueve dentro del mundillo del cine, por ello ya cuenta con un agregado especial para aquellos que nos consideramos cinéfilos.
Un asesino que anda suelto en una universidad de cine, muchos sospechosos, un interés maquiavélico bien solapado, algunos giros narrativos en el relato, escenarios sugerentes y constantes trampas argumentales para un filme que combina en forma potable suspense y terror.
Una saga muy similar a “Scream”, mantiene el interés todo el tiempo, tiene licencias y groserías desde la lógica y el sentido común… pero a grandes rasgos se le perdonan sus baches porque en general deja la clara impresión de ser una apuesta trillada pero currada desde su elaboración y desde su factor sorpresa. Ése es su gran mérito junto a lo atractiva que resulta desde su presentación estético-decorativa, con mucho juego de iluminación de sets y con una banda sonora repleta de opresión gracias a sus temas atmosféricos.
No aporta nada nuevo desde el subgénero slasher teen, pero sí es un más que aceptable exponente porque está muy bien trabajado desde el argumento y desde su presentación en la caparazón superficial.
Un 5 alto, inclusive un tantito superior a la primera parte.