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Voto de FERNANDO BERMEJO:
7
Drama Entre tres hermanos estalla un conflicto cuando su madre, albacea de la excepcional colección de arte del siglo XIX que perteneció a su tío, muere repentinamente. Sin embargo, no tendrán más remedio que limar asperezas y llegar a un acuerdo. Adrienne es una diseñadora de éxito en Nueva York, Frédéric es economista y profesor universitario en París, y Jérémie, un dinámico hombre de negocios asentado en China. Esta situación representa ... [+]
28 de noviembre de 2008
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El disenso y los traumas que entre 3 hermanos (2 hombres y una mujer de edad madura, para más señas) ocasiona el reparto de una valiosa herencia, compuesta básicamente por obras de arte y un gran caserón campestre, bien podría resultar un argumento más propio de los intereses de la alta burguesía francesa que de los del común de los mortales. Sin embargo, tal lectura no sería más que una valoración simplista, irreflexiva y bastante desacertada de lo que la nueva película del ex-redactor de “Cahiers Du Cinéma”, Olivier Assayas, nos depara, que no es poco.

Las horas del verano nos ofrece reflexiones mucho más hondas y universales que las banales disyuntivas que se generan tras la muerte de "la mère" entre un grupo de franceses acomodados. Puede sonar a diatriba antisistema salida de la boca del señor Michael Moore o de las páginas del último libro de Noam Chomsky o Naomi Klein, pero lo cierto es que las preocupaciones plasmadas en la nueva película del director de Finales de Agosto, principios de Septiembre enraízan directamente con aquellos ensayos sociológicos sobre las nuevas formas de vida en el denominado “capitalismo flexible”.

La inmediatez, el desarraigo, la cuantificación, el materialismo o la deslocalización son peajes que el nuevo orden está imponiendo a nuestra sociedad occidental en detrimento de los valores de un mundo casi extinto, el de nuestros padres y abuelos. En otras palabras: familia extensa, lealtad, referentes morales, el mundo de la memoria o el valor intangible de lo afectivo son conceptos que parecen estar condenados a desaparecer en una realidad regida casi en exclusividad por la globalización más salvaje y absoluta. Es lo que el sociólogo británico Richard Sennett llama “la corrosión del carácter” cuando afirma que “las especiales características del tiempo en el neocapitalismo han creado un conflicto entre carácter y experiencia, la experiencia de un tiempo desarticulado que amenaza la capacidad de la gente de consolidar su carácter en narraciones duraderas”. De todo esto, y no de las disputas sobre el legado de mamá, es esencialmente de lo que habla Las horas del verano. Casi nada.

Pero no os asustéis. Assayas no es un proselitista que se valga de arengas incendiarias o de una densa y cansina obra-ensayo para expresar su discurso. Lo suyo es Cine fino y, por ende, empuña unas armas aparentemente inocuas pero mucho más sutiles y efectivas: un intimismo costumbrista alejado de la sensiblería y el maniqueísmo, y basado en la expresividad de los diálogos y los gestos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
FERNANDO BERMEJO
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