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Voto de Servadac:
7
6,8
6.860
Drama
Gerri (Ruth Sheen), una terapeuta, y Tom (Jim Broadbent), un geólogo, están felizmente casados, pero les preocupa que su hijo Joe (Maltman), que es abogado, permanezca soltero. Esta preocupación les impide darse cuenta de hasta qué punto María (Lesley Manville), una frágil compañera de trabajo de Gerri, depende completamente de su amistad. (FILMAFFINITY)
15 de octubre de 2011
104 de 114 usuarios han encontrado esta crítica útil
Londres, 2010. Mike Leigh toma sus pinceles y se dispone a retratar, de nuevo, al inglés de clase media o media-baja.
Imelda Staunton (Janet) nos ofrece una fugaz e intensa aparición. Suponemos que la película se centrará en su drama. Y no volvemos a saber de ella. Es un breve personaje que da el tono de la cinta –nos dice el director. Un personaje clave y secundario que fija la temperatura emocional que ha de llevarnos hasta Mary (Lesley Manville), la amiga o compañera de trabajo desquiciada.
Leigh es un experto retratista. Abre o cierra los cuadros en un vaivén armónico y profundo; sostiene el plano… hasta que la mirada o gestos dicen más que las palabras; nos acerca al interior del individuo –sin traspasar jamás la delicada línea del pudor.
El uso de la elipsis desconcierta. No acabo de sentir el peso de las horas. Se suceden, con precisión de orfebrería, rutinas y estaciones. Se omite la raíz de algún conflicto (¿Qué pasó con el hijo del hermano? ¿Qué hizo Mary entre el otoño y el invierno para defraudar a Gerri?), pero no la ira ni el distanciamiento.
Advierto dos líneas claras en la confección de personajes:
• Desaforados: Ken, que come y bebe de manera compulsiva; Carl, que sólo admite el mal humor en su registro. Katie, en permanente estado de sobreactuación cortés. Son casi personajes de una sola escena. Y Mary, la frágil y enternecedora Mary, sin duda el personaje principal de los ‘desaforados’.
• Contenidos: Tom, Gerri y Joe (padre, madre e hijo), de verbo medido, retórico y ‘polite’ –hay que mirarlos más que oírlos, si pretendemos saber qué es lo que piensan. Juntos configuran un tríptico de la familia amable y ‘british’ sin fisuras… ¿sin fisuras? Luego está Janet (el personaje-prólogo) y Ronnie, un verdadero milagro de contención conmovedora (¡qué diferencia con su vástago gritón!).
En general, pienso que Michael Leigh acierta más con los personajes ‘contenidos’ (Jim Broadbent y David Bradley no dan una sola nota falsa) que con los ‘desaforados’, aunque Lesley Manville esté muy convincente en su papel.
Leigh rueda sin guión preestablecido. Se juega el todo por el todo a sus actores. Ellos se entregan a la causa –la sensación de compromiso con la obra y con el director es absoluta.
El último plano de la cinta, es el premio a una manera de hacer cine.
[Apuntes varios y la secuencia final en el spoiler]
Imelda Staunton (Janet) nos ofrece una fugaz e intensa aparición. Suponemos que la película se centrará en su drama. Y no volvemos a saber de ella. Es un breve personaje que da el tono de la cinta –nos dice el director. Un personaje clave y secundario que fija la temperatura emocional que ha de llevarnos hasta Mary (Lesley Manville), la amiga o compañera de trabajo desquiciada.
Leigh es un experto retratista. Abre o cierra los cuadros en un vaivén armónico y profundo; sostiene el plano… hasta que la mirada o gestos dicen más que las palabras; nos acerca al interior del individuo –sin traspasar jamás la delicada línea del pudor.
El uso de la elipsis desconcierta. No acabo de sentir el peso de las horas. Se suceden, con precisión de orfebrería, rutinas y estaciones. Se omite la raíz de algún conflicto (¿Qué pasó con el hijo del hermano? ¿Qué hizo Mary entre el otoño y el invierno para defraudar a Gerri?), pero no la ira ni el distanciamiento.
Advierto dos líneas claras en la confección de personajes:
• Desaforados: Ken, que come y bebe de manera compulsiva; Carl, que sólo admite el mal humor en su registro. Katie, en permanente estado de sobreactuación cortés. Son casi personajes de una sola escena. Y Mary, la frágil y enternecedora Mary, sin duda el personaje principal de los ‘desaforados’.
• Contenidos: Tom, Gerri y Joe (padre, madre e hijo), de verbo medido, retórico y ‘polite’ –hay que mirarlos más que oírlos, si pretendemos saber qué es lo que piensan. Juntos configuran un tríptico de la familia amable y ‘british’ sin fisuras… ¿sin fisuras? Luego está Janet (el personaje-prólogo) y Ronnie, un verdadero milagro de contención conmovedora (¡qué diferencia con su vástago gritón!).
En general, pienso que Michael Leigh acierta más con los personajes ‘contenidos’ (Jim Broadbent y David Bradley no dan una sola nota falsa) que con los ‘desaforados’, aunque Lesley Manville esté muy convincente en su papel.
Leigh rueda sin guión preestablecido. Se juega el todo por el todo a sus actores. Ellos se entregan a la causa –la sensación de compromiso con la obra y con el director es absoluta.
El último plano de la cinta, es el premio a una manera de hacer cine.
[Apuntes varios y la secuencia final en el spoiler]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
• Me gusta ese sutil paralelismo emocional que puede establecerse entre la contenida Janet y la desaforada Mary.
• No me gusta que, precisamente en una cinta como esta, no llueva en Londres ni en otoño ni en invierno. [Recuerdo haber leído que a Vladimir Nabokov le irritaba que no lloviera en el Quijote; siempre he pensado que algo así era irrelevante; ahora, me sorprende emitir un juicio en cierto modo similar.]
• Ser tan británico debe resultar agotador. Ese dique verbal, para que no se desborde el sentimiento. Esa búsqueda perenne de la réplica perfecta, aguda y divertida.
• Ese color azul y gris de invierno, tan obviamente frío, no acaba de llegarme. [Es curioso, en ‘La tormenta de hielo’, el mismo recurso me fascina.]
• Asistimos al entierro de un no-personaje (un personaje que no aparece en toda la película). Un personaje muerto por partida doble: carece de vida incluso en la ficción. Una de las muertes más tristes que yo he no-presenciado.
La secuencia final… Como aperitivo, vemos que nadie está sentado salvo Mary (la pobre mujer en el sofá, entre un bosque de piernas). Ella es el único elemento ajeno a la familia. En la cocina, un primer paso hacia la reconciliación. Después, la cena. La cámara que busca. Recorre la mesa y filma a cada comensal. Encuentra a Mary –los diálogos se pierden, anodinos, y la mirada de la actriz nos parte el alma.
• No me gusta que, precisamente en una cinta como esta, no llueva en Londres ni en otoño ni en invierno. [Recuerdo haber leído que a Vladimir Nabokov le irritaba que no lloviera en el Quijote; siempre he pensado que algo así era irrelevante; ahora, me sorprende emitir un juicio en cierto modo similar.]
• Ser tan británico debe resultar agotador. Ese dique verbal, para que no se desborde el sentimiento. Esa búsqueda perenne de la réplica perfecta, aguda y divertida.
• Ese color azul y gris de invierno, tan obviamente frío, no acaba de llegarme. [Es curioso, en ‘La tormenta de hielo’, el mismo recurso me fascina.]
• Asistimos al entierro de un no-personaje (un personaje que no aparece en toda la película). Un personaje muerto por partida doble: carece de vida incluso en la ficción. Una de las muertes más tristes que yo he no-presenciado.
La secuencia final… Como aperitivo, vemos que nadie está sentado salvo Mary (la pobre mujer en el sofá, entre un bosque de piernas). Ella es el único elemento ajeno a la familia. En la cocina, un primer paso hacia la reconciliación. Después, la cena. La cámara que busca. Recorre la mesa y filma a cada comensal. Encuentra a Mary –los diálogos se pierden, anodinos, y la mirada de la actriz nos parte el alma.