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Voto de Jose_Lopez_5:
6
2020
Alex Kurtzman (Creador), Hanelle M. Culpepper ...
6,5
2.175
Serie de TV. Ciencia ficción. Drama
Serie de TV (2020-2023). 3 temporadas. 30 episodios. ambientada 18 años después de la última aparición de Jean-Luc Picard en "Star Trek: Nemesis", y encuentra al personaje profundamente afectado por la destrucción de Romulus como se muestra en la película "Star Trek" (2009).
21 de marzo de 2020
31 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada género cinematográfico tiene sus nombres propios, y en el de la ciencia ficción uno de ellos es el del británico Patrick Stewart y su alterego, Jean Luc Picard.
Parido en 1987, el personaje de Jean Luc tardó en ganarse a los "trekkies" pues, hasta ese momento, el sillón del capitán del Enterprise solo lo había ocupado el carismático James Tiberius Kirk. Este cambio supuso un revulsivo, requiriendo de una temporada para barrer suspicacias. Allí donde William Shatner daba vida a un tipo agresivo y poco dado a las medias tintas (véase spoiler 1), Patrick interpretaba a uno más paciente, diplomático y casi filosófico. Shatner y Stewart pasaron así a encarnar a dos capitanes muy distintos, pero igual de interesantes.
Esta situación se prolongó desde 1987 a 1994 e, inmediatamente después, en cuatro películas de las que solo una fue potable. En el 2002, con "Star Trek: Némesis", Stewart guardó el uniforme y se dedicó a otros asuntos. Ni aquello parecía ya funcionar, ni los años acompañaban. Sin embargo, dieciocho años después, el personaje ha sido recuperado en esta serie, lo que ha hecho que la alegría se combine con un arqueo de cejas. No en vano, nadie se esperaba este retorno, y menos con un Patrick Stewart de 79 años.
Hablando ya de la serie, estamos ante un producto extraño y alejado de lo que fueron los trabajos "trekkies" del británico. Lo primero a destacar es la ambientación nostálgica, casi melancólica. Nada que ver con la vitalidad del pasado. Picard ya es un anciano retirado, y no precisamente con honores, a quien los años le pesan horrores. Por ello, todo, conversaciones y situaciones, están condicionadas por este hecho. Se acabó el corretear y se acabaron los grandes retos en cada episodio. El pobre Jean Luc gira a pocas revoluciones mientras las circunstancias y su sentido del deber lo arrastran de un lado para otro.
Lo segundo es el fortísimo centralismo de la historia en torno a su personaje y al de una chica (véase spoiler 2). No la llaman "Star Trek Picard" por nada. Que nadie espere mucho protagonismo del elenco que lo acompañó en el pasado (véase spoiler 3). No es que ahora Jean Luc esté solo, pero sus nuevos compañeros poco tendrán que ver con los anteriores, ni en carisma ni en protagonismo.
En tercer lugar, la estructura de la historia es diferente. Antes, las aventuras de Picard y su trupe se dividían en dos tipos: las que eran más o menos autoconclusivas (uno o quizás dos episodios), y las que se mantenían de fondo, de manera continua, resurgiendo de higo a breva. Esto permitía mantener un hilo continuo que podía ser retomado por los guionistas a conveniencia, frente a otros breves que satisfacían la necesidad de terminación de los telespectadores menos pacientes.
Aquí eso se acabó. Ahora la historia es un hilo global del que, a veces, se deshilacha alguna hebra, pero el grueso de la historia es un culebrón único y largo que se va enfangando poco a poco. Esto obliga a ser paciente, ya que hay que soportar giros en la historia, frenazos y deambulaciones. No queda otra que resignarse. Una práctica que choca con los casi continuos descubrimientos o peripecias que los protagonistas vivían en la serie ochentera.
Como cuarto apunte, cabe citar el tono oscuro y algo pesimista que rodea a la humanidad. "Star Trek" solía ser optimista, razonablemente alegre y con una visión algo infantil del ser humano (véase spoiler 4). En estos veinte años, sin embargo, la humanidad parece haber abrazado la filosofía Ferengi. El capitalismo ha ganado terreno y, con él, todo el inframundo que se deriva por causa de la avaricia y los intereses particulares (véase spoiler 5). Honestamente, esta nueva humanidad es más verosímil que cualquiera de las vistas en las historias "Trek" de los 60, 80 e incluso 90. Pero, claro, eso como que jode un poquito el efecto evasivo, que siempre fue una de las bases de "Star Trek" (véase spoiler 6).
Todos estos detalles conforman una serie un poco pesada, con una atmósfera algo extraña, y un Patrick Stewart apagado. Alguien que, más que interpretar a Picard, pareciese estar en la piel del profesor Xavier en horas bajas. Quien tenga en mente al calvo cuarentón y cincuentón que decía aquello de "Engage" o "Make it so", que se olvide (véase spoiler 7). Aquí Picard es un abuelete cariñoso echado a un lado, al que ninguna autoridad hace ni puto caso, metido a investigador privado galáctico. De hecho, la historia podría haber sido sacada de una novela de detectives, aunque con connotaciones apocalípticas.
En resumen, vuelta de tuerca al universo Trek. A algunos no gustará. A quienes sí, tendrán que aceptar un cambio en el prisma usado por Gene Roddenberry. No es mala, y si se le da tiempo puede enganchar, pero no es ninguna maravilla (véase spoiler 8).
Parido en 1987, el personaje de Jean Luc tardó en ganarse a los "trekkies" pues, hasta ese momento, el sillón del capitán del Enterprise solo lo había ocupado el carismático James Tiberius Kirk. Este cambio supuso un revulsivo, requiriendo de una temporada para barrer suspicacias. Allí donde William Shatner daba vida a un tipo agresivo y poco dado a las medias tintas (véase spoiler 1), Patrick interpretaba a uno más paciente, diplomático y casi filosófico. Shatner y Stewart pasaron así a encarnar a dos capitanes muy distintos, pero igual de interesantes.
Esta situación se prolongó desde 1987 a 1994 e, inmediatamente después, en cuatro películas de las que solo una fue potable. En el 2002, con "Star Trek: Némesis", Stewart guardó el uniforme y se dedicó a otros asuntos. Ni aquello parecía ya funcionar, ni los años acompañaban. Sin embargo, dieciocho años después, el personaje ha sido recuperado en esta serie, lo que ha hecho que la alegría se combine con un arqueo de cejas. No en vano, nadie se esperaba este retorno, y menos con un Patrick Stewart de 79 años.
Hablando ya de la serie, estamos ante un producto extraño y alejado de lo que fueron los trabajos "trekkies" del británico. Lo primero a destacar es la ambientación nostálgica, casi melancólica. Nada que ver con la vitalidad del pasado. Picard ya es un anciano retirado, y no precisamente con honores, a quien los años le pesan horrores. Por ello, todo, conversaciones y situaciones, están condicionadas por este hecho. Se acabó el corretear y se acabaron los grandes retos en cada episodio. El pobre Jean Luc gira a pocas revoluciones mientras las circunstancias y su sentido del deber lo arrastran de un lado para otro.
Lo segundo es el fortísimo centralismo de la historia en torno a su personaje y al de una chica (véase spoiler 2). No la llaman "Star Trek Picard" por nada. Que nadie espere mucho protagonismo del elenco que lo acompañó en el pasado (véase spoiler 3). No es que ahora Jean Luc esté solo, pero sus nuevos compañeros poco tendrán que ver con los anteriores, ni en carisma ni en protagonismo.
En tercer lugar, la estructura de la historia es diferente. Antes, las aventuras de Picard y su trupe se dividían en dos tipos: las que eran más o menos autoconclusivas (uno o quizás dos episodios), y las que se mantenían de fondo, de manera continua, resurgiendo de higo a breva. Esto permitía mantener un hilo continuo que podía ser retomado por los guionistas a conveniencia, frente a otros breves que satisfacían la necesidad de terminación de los telespectadores menos pacientes.
Aquí eso se acabó. Ahora la historia es un hilo global del que, a veces, se deshilacha alguna hebra, pero el grueso de la historia es un culebrón único y largo que se va enfangando poco a poco. Esto obliga a ser paciente, ya que hay que soportar giros en la historia, frenazos y deambulaciones. No queda otra que resignarse. Una práctica que choca con los casi continuos descubrimientos o peripecias que los protagonistas vivían en la serie ochentera.
Como cuarto apunte, cabe citar el tono oscuro y algo pesimista que rodea a la humanidad. "Star Trek" solía ser optimista, razonablemente alegre y con una visión algo infantil del ser humano (véase spoiler 4). En estos veinte años, sin embargo, la humanidad parece haber abrazado la filosofía Ferengi. El capitalismo ha ganado terreno y, con él, todo el inframundo que se deriva por causa de la avaricia y los intereses particulares (véase spoiler 5). Honestamente, esta nueva humanidad es más verosímil que cualquiera de las vistas en las historias "Trek" de los 60, 80 e incluso 90. Pero, claro, eso como que jode un poquito el efecto evasivo, que siempre fue una de las bases de "Star Trek" (véase spoiler 6).
Todos estos detalles conforman una serie un poco pesada, con una atmósfera algo extraña, y un Patrick Stewart apagado. Alguien que, más que interpretar a Picard, pareciese estar en la piel del profesor Xavier en horas bajas. Quien tenga en mente al calvo cuarentón y cincuentón que decía aquello de "Engage" o "Make it so", que se olvide (véase spoiler 7). Aquí Picard es un abuelete cariñoso echado a un lado, al que ninguna autoridad hace ni puto caso, metido a investigador privado galáctico. De hecho, la historia podría haber sido sacada de una novela de detectives, aunque con connotaciones apocalípticas.
En resumen, vuelta de tuerca al universo Trek. A algunos no gustará. A quienes sí, tendrán que aceptar un cambio en el prisma usado por Gene Roddenberry. No es mala, y si se le da tiempo puede enganchar, pero no es ninguna maravilla (véase spoiler 8).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
1) Las aventuras de Kirk durante los 60, más que centradas en explorar y descubrir nuevas formas de vida, estaban entregadas al reparto de collejas al primero que lo mirase mal.
2) Una chica robot ("sintética", la llaman) que es la que da pie a todo el folletín que se monta.
3) Brent Spiner, Marina Sirtis y Jonathan Frakes aparecerán, pero sus intervenciones son muy limitadas y claramente forzadas, porque no aportan nada. Incluso Jeri Ryan, alias "Siete de Nueve", tendrá sus apariciones. Estos homenajes para atraer telespectadores no son buena señal, sobre todo cuando se nota la marca del calzador.
4) La visión que Roddenberry impuso para su universo requería unas tragaderas notables. Entre los humanos el dinero no importaba, todos eran tolerantes, la gente trabajaba por placer, y el deseo de realización personal y descubrimiento eran el motor de cada individuo. Ya, y dos huevos duros, no te jode. Ah, y de follar nada.
5) Hay incluso periodistas carroñeros.
6) El cine siempre ha sido evasión, pero en el caso de "Star Trek" esto era muy notorio. ¿Eres un friki? ¿El payaso antisocial de tu empresa? ¿Un rarito nervioso al que no se le acerca ninguna hembra? Mátate a pajas y chútate un episodio de "Star Trek" para mandar a la mierda el asco de realidad en que vives. Vale, quizás exagere, pero me conozco a unos cuantos que encajan con lo dicho.
7) Hay algún chiste con esto, y da un poco de pena, la verdad.
8) El episodio de fin de temporada puede presumir de ser un soberano truño. Además de recurrir en varias ocasiones al deus ex machina sin rubor, contiene algunos de los diálogos más torpes vistos en esta decena de episodios. Decía Lucy Lawless en Los Simpsons, para reírse de los frikis y fanáticos, que "siempre que vean una cosa así, lo hizo un mago". Se ve que aquí han optado por esa filosofía.
2) Una chica robot ("sintética", la llaman) que es la que da pie a todo el folletín que se monta.
3) Brent Spiner, Marina Sirtis y Jonathan Frakes aparecerán, pero sus intervenciones son muy limitadas y claramente forzadas, porque no aportan nada. Incluso Jeri Ryan, alias "Siete de Nueve", tendrá sus apariciones. Estos homenajes para atraer telespectadores no son buena señal, sobre todo cuando se nota la marca del calzador.
4) La visión que Roddenberry impuso para su universo requería unas tragaderas notables. Entre los humanos el dinero no importaba, todos eran tolerantes, la gente trabajaba por placer, y el deseo de realización personal y descubrimiento eran el motor de cada individuo. Ya, y dos huevos duros, no te jode. Ah, y de follar nada.
5) Hay incluso periodistas carroñeros.
6) El cine siempre ha sido evasión, pero en el caso de "Star Trek" esto era muy notorio. ¿Eres un friki? ¿El payaso antisocial de tu empresa? ¿Un rarito nervioso al que no se le acerca ninguna hembra? Mátate a pajas y chútate un episodio de "Star Trek" para mandar a la mierda el asco de realidad en que vives. Vale, quizás exagere, pero me conozco a unos cuantos que encajan con lo dicho.
7) Hay algún chiste con esto, y da un poco de pena, la verdad.
8) El episodio de fin de temporada puede presumir de ser un soberano truño. Además de recurrir en varias ocasiones al deus ex machina sin rubor, contiene algunos de los diálogos más torpes vistos en esta decena de episodios. Decía Lucy Lawless en Los Simpsons, para reírse de los frikis y fanáticos, que "siempre que vean una cosa así, lo hizo un mago". Se ve que aquí han optado por esa filosofía.