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Voto de Jose_Lopez_5:
6
5,8
533
Serie de TV. Intriga. Drama
Miniserie de TV (2019). 8 episodios. Un monje investiga una serie de muertes misteriosas en una abadía. Adaptación televisiva de la novela de Umberto Eco 'El nombre de la rosa'. (FILMAFFINITY)
1 de mayo de 2020
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos son los problemas de esta producción: la existencia de una muy buena adaptación parcial cinematográfica, y el aburrimiento que impregna sus siete horas de metraje. Si no hubiera existido el trabajo de Jean-Jac Annaud en 1986, quizás esta obra ganaría algún entero. Pero existió, por lo que siempre será comparada con aquélla. Por otro, es una serie que intenta abarcar más material que la película de aquél, pero lo único que logra es una historia falta de garra.
Así, tirando de los vagos recuerdos que tengo de la novela, parece ser que este trabajo es más amplio que el de Annaud (véase spoiler 1). Téngase presente que la película protagonizada por Connery y Slater se basó en la trama detectivesca del texto de Eco, la cual fue modificada en aras de las concesiones cinematográficas. El resto de cuestiones eran, como mucho, orilladas. Esta otra, sin embargo, dedica metraje a las cuestiones teológicas y a la lucha de poder. En este sentido (parece) más fiel a la narración original, aunque tampoco es que brille, pues Umberto levantó un marco muy rico que no es fácil de adaptar (véase spoiler 2)
Asimismo, la obra de Annaud es muy superior en las formas. En aquélla se escogieron actores con un físico horrendo que les permitía transmitir con acierto la putridez moral, la hipocresía y la decadencia del espíritu humano. Jean-Jac insistió en que las miserias internas aflorasen, haciendo imposible discernir entre presas y depredadores. Borregos con miradas de lobos hambrientos.
Battiato, sin embargo, ha optado por una estética pristina, con rostros casi angelicales y ropas impolutas. Hasta los más defenestrados lucen pulcros y elegantes. Si al francés quizás se le pueda echar en cara un exceso de suciedad física como reflejo del alma (no seré yo quien se atreva), a Battiato habría que culparle de lo contrario. Monjes afeitados con Gillete de cinco hojas y "after shave" de El Corte Inglés. Por momentos recuerda a aquellas alegres aventuras del Robin Hood de finales de los 30, tan entretenidas como inverosímiles.
Sin embargo, quizás el aspecto comparativo que más incomoda en esta obra sea el de sus actores. Turturro y Rupper Everett son buenos (véase spoiler 3), pero Connery se come con patatas al primero, mientras el segundo no impresiona tanto como F. Murray. El escocés hizo suyo el personaje de Guillermo de Baskerville con su aplomo, su forma culta de expresarse, su control de las emociones, su tono severo pero cariñoso. Era el mejor maestro que Adso pudiera tener. Turturro, intenta imitarlo, pero no es rival (véase spoiler 4). Se le notan las ganas de lanzarse, de aleccionar a los demás, de ponerse erudito hasta bordear la chulería por momentos. Connery era capaz de pronunciar sus frases con una cadencia y erudición tan excelsas como humildes (véase spoiler 5). Turturro tiene querencia por ser el macho alfa. No digo que lo haga mal, pero es inferior.
Por otro lado, Slater interpretó al perfecto novicio inocente, superado por lo que veía, cuyas lecciones le llovían como sopas volando. A su lado, el joven Damian Hardung, aunque más experimentado en TV, no puede suprimir un sutil aire de rebeldía, de engreimiento, de "no te pases, abuelo, que tampoco me vas a enseñar tanto". Pretende transmitir inocencia, pero es artificial. Le falta la humildad y el miedo del que empieza (véase spoiler 6).
En cuanto al resto del elenco, palidecen ante sus predecesores. El Salvatore de Ron Perlman y el Remigio de Helmut Qualtinger eran brutales; Jorge de Burgos ponía los pelos como escarpias, el muy cabrón; Malaquías tiraba para atrás con su cara de psicópata; y a Berengario la perversión sexual le salía por cada poro. Y qué decir de la sexualidad animal de Valentina Vargas. Si es que Adso tenía motivos para ser un aspersor de semen ante aquella hembra lujuriosa.
En resumen, para disponer de ocho capítulos de 50 minutos, ofrece menos que la cinta de dos horas de Annaud. Cierto que abarca más, pero aprieta menos. Su puesta en escena y un "quiero y no puedo" de sus actores la lastran. De hecho, creo que estamos ante un ejemplo de manual de "menos es más". Jean-Jac y sus guionistas (véase spoiler 7) coparon menos, pero muy bien. Esta aspira a ofrecer más, y acaba flaqueando. No hay una intensidad, una pasión, ni una ambientación con suficente tirón. Y encima ha sido emitida en un horario que no ayuda (véase spoiler 8).
Así, tirando de los vagos recuerdos que tengo de la novela, parece ser que este trabajo es más amplio que el de Annaud (véase spoiler 1). Téngase presente que la película protagonizada por Connery y Slater se basó en la trama detectivesca del texto de Eco, la cual fue modificada en aras de las concesiones cinematográficas. El resto de cuestiones eran, como mucho, orilladas. Esta otra, sin embargo, dedica metraje a las cuestiones teológicas y a la lucha de poder. En este sentido (parece) más fiel a la narración original, aunque tampoco es que brille, pues Umberto levantó un marco muy rico que no es fácil de adaptar (véase spoiler 2)
Asimismo, la obra de Annaud es muy superior en las formas. En aquélla se escogieron actores con un físico horrendo que les permitía transmitir con acierto la putridez moral, la hipocresía y la decadencia del espíritu humano. Jean-Jac insistió en que las miserias internas aflorasen, haciendo imposible discernir entre presas y depredadores. Borregos con miradas de lobos hambrientos.
Battiato, sin embargo, ha optado por una estética pristina, con rostros casi angelicales y ropas impolutas. Hasta los más defenestrados lucen pulcros y elegantes. Si al francés quizás se le pueda echar en cara un exceso de suciedad física como reflejo del alma (no seré yo quien se atreva), a Battiato habría que culparle de lo contrario. Monjes afeitados con Gillete de cinco hojas y "after shave" de El Corte Inglés. Por momentos recuerda a aquellas alegres aventuras del Robin Hood de finales de los 30, tan entretenidas como inverosímiles.
Sin embargo, quizás el aspecto comparativo que más incomoda en esta obra sea el de sus actores. Turturro y Rupper Everett son buenos (véase spoiler 3), pero Connery se come con patatas al primero, mientras el segundo no impresiona tanto como F. Murray. El escocés hizo suyo el personaje de Guillermo de Baskerville con su aplomo, su forma culta de expresarse, su control de las emociones, su tono severo pero cariñoso. Era el mejor maestro que Adso pudiera tener. Turturro, intenta imitarlo, pero no es rival (véase spoiler 4). Se le notan las ganas de lanzarse, de aleccionar a los demás, de ponerse erudito hasta bordear la chulería por momentos. Connery era capaz de pronunciar sus frases con una cadencia y erudición tan excelsas como humildes (véase spoiler 5). Turturro tiene querencia por ser el macho alfa. No digo que lo haga mal, pero es inferior.
Por otro lado, Slater interpretó al perfecto novicio inocente, superado por lo que veía, cuyas lecciones le llovían como sopas volando. A su lado, el joven Damian Hardung, aunque más experimentado en TV, no puede suprimir un sutil aire de rebeldía, de engreimiento, de "no te pases, abuelo, que tampoco me vas a enseñar tanto". Pretende transmitir inocencia, pero es artificial. Le falta la humildad y el miedo del que empieza (véase spoiler 6).
En cuanto al resto del elenco, palidecen ante sus predecesores. El Salvatore de Ron Perlman y el Remigio de Helmut Qualtinger eran brutales; Jorge de Burgos ponía los pelos como escarpias, el muy cabrón; Malaquías tiraba para atrás con su cara de psicópata; y a Berengario la perversión sexual le salía por cada poro. Y qué decir de la sexualidad animal de Valentina Vargas. Si es que Adso tenía motivos para ser un aspersor de semen ante aquella hembra lujuriosa.
En resumen, para disponer de ocho capítulos de 50 minutos, ofrece menos que la cinta de dos horas de Annaud. Cierto que abarca más, pero aprieta menos. Su puesta en escena y un "quiero y no puedo" de sus actores la lastran. De hecho, creo que estamos ante un ejemplo de manual de "menos es más". Jean-Jac y sus guionistas (véase spoiler 7) coparon menos, pero muy bien. Esta aspira a ofrecer más, y acaba flaqueando. No hay una intensidad, una pasión, ni una ambientación con suficente tirón. Y encima ha sido emitida en un horario que no ayuda (véase spoiler 8).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
1) No estoy seguro, porque he visto cosas raras que no recordaba haber leído. Pero sí tengo claro que deja fuera un puñado de ideas.
2) A Umberto no le gustó la adaptación de Annaud. De hecho, es bien conocido el gesto que tuvo de no acudir al estreno y de negarse a hablar de la misma. Asimismo, la crítica italiana apaleó la película en su momento, al considerar que traicionaba la novela. La realidad es que aún hay gente que sigue sin comprender que escritura y cine son medios diferentes con reglas distintas. La adaptación literal casi nunca funciona, porque supone usar recursos ajenos al medio. Ponga al autor de una novela a escribir un guion y, con frecuencia, tendrá un problema. A veces, una versión limitada, en donde se hayan tomado ciertas licencia creativas, funciona mucho mejor. Este es un ejemplo.
Hay una noticia publicada en El País, con fecha 20 de octubre de 1986, titulada <<'El nombre de la rosa' disgustó a la crítica cinemátográfica italiana>> en donde se recogen los detalles del estreno. Está disponible online.
Como curiosidad, existe un documental (un "making of", para qué darle más vueltas), incluido en una edición digital, titulado "La abadía del crimen" (no sé si un guiño o un robo del nombre del videojuego de los 80), en donde Eco, quien aún no ha visto la película terminada, dice en relación a la película de Annaud: "Toda traducción es una interpretación y eso hace el cine. Debería aceptarse en sus propios términos con una diferencia: que es la interpretación de otro trabajo". Está disponible en Youtube.
3) Aquí, además, hace de productor ejecutivo y guionista. Se nota que era un proyecto personal, bien por amor a la novela o por deseo de subir peldaños profesionales.
4) Ojo, que Turturro es bueno. Es polivalente y tiene tablas. Pero aquí no puede con el Guillermo de Connery.
5) Ejem, admito que estoy haciendo trampa, porque me baso en el doblaje al castellano de José Luis Martínez Sansalvador, fallecido en el 2006. Grandísima voz.
6) Slater jugaba con ventaja, porque apenas tenía rodaje como actor. Que nada más empezar te pongan junto a Connery, tiene que dar escalofríos.
7) Sería injusto dejar de lado el trabajo de Andrew Birkin, Gérard Brach, Howard Franklin y Alain Godard. No todo va a ser mérito del franchute.
8) En España, durante abril'20, en pleno confinamiento nacional por la epidemia del coronavirus, los episodios han sido emitidos semanalmente por TVE de dos en dos y a una hora tardía. La mismo empezaba a las 22:00 que casi a medianoche, como ha ocurrido las dos veces que han priorizado mierdones ultraviolentos de Jason Statham.
2) A Umberto no le gustó la adaptación de Annaud. De hecho, es bien conocido el gesto que tuvo de no acudir al estreno y de negarse a hablar de la misma. Asimismo, la crítica italiana apaleó la película en su momento, al considerar que traicionaba la novela. La realidad es que aún hay gente que sigue sin comprender que escritura y cine son medios diferentes con reglas distintas. La adaptación literal casi nunca funciona, porque supone usar recursos ajenos al medio. Ponga al autor de una novela a escribir un guion y, con frecuencia, tendrá un problema. A veces, una versión limitada, en donde se hayan tomado ciertas licencia creativas, funciona mucho mejor. Este es un ejemplo.
Hay una noticia publicada en El País, con fecha 20 de octubre de 1986, titulada <<'El nombre de la rosa' disgustó a la crítica cinemátográfica italiana>> en donde se recogen los detalles del estreno. Está disponible online.
Como curiosidad, existe un documental (un "making of", para qué darle más vueltas), incluido en una edición digital, titulado "La abadía del crimen" (no sé si un guiño o un robo del nombre del videojuego de los 80), en donde Eco, quien aún no ha visto la película terminada, dice en relación a la película de Annaud: "Toda traducción es una interpretación y eso hace el cine. Debería aceptarse en sus propios términos con una diferencia: que es la interpretación de otro trabajo". Está disponible en Youtube.
3) Aquí, además, hace de productor ejecutivo y guionista. Se nota que era un proyecto personal, bien por amor a la novela o por deseo de subir peldaños profesionales.
4) Ojo, que Turturro es bueno. Es polivalente y tiene tablas. Pero aquí no puede con el Guillermo de Connery.
5) Ejem, admito que estoy haciendo trampa, porque me baso en el doblaje al castellano de José Luis Martínez Sansalvador, fallecido en el 2006. Grandísima voz.
6) Slater jugaba con ventaja, porque apenas tenía rodaje como actor. Que nada más empezar te pongan junto a Connery, tiene que dar escalofríos.
7) Sería injusto dejar de lado el trabajo de Andrew Birkin, Gérard Brach, Howard Franklin y Alain Godard. No todo va a ser mérito del franchute.
8) En España, durante abril'20, en pleno confinamiento nacional por la epidemia del coronavirus, los episodios han sido emitidos semanalmente por TVE de dos en dos y a una hora tardía. La mismo empezaba a las 22:00 que casi a medianoche, como ha ocurrido las dos veces que han priorizado mierdones ultraviolentos de Jason Statham.