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Voto de yesterday:
9
7,9
4.620
Drama
Albert Lory (Charles Laughton) es un profesor de escuela en una ciudad de un país indeterminado ocupado por el ejército Nazi durante la II Guerra Mundial. Enamorado de su compañera de trabajo y vecina, la también profesora Louise Martin (Maureen O’Hara), Albert se siente frustrado al ser incapaz de declararse por su carácter acobardado. Esta cobardía es también motivo de burla de sus propios alumnos. Para colmo, Louise mantiene una ... [+]
1 de diciembre de 2010
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiene fallos, es propagandística, moralista, anticuada, ingenua… y qué. Esta película sigue teniendo una fuerza descomunal 67 años después de ser filmada y si ahora es así, no me quiero imaginar lo que debió de ser verla en esos convulsos años. En plena II Guerra Mundial, Jean Renoir rueda una película en defensa de la democracia, la libertad y los derechos humanos con el objetivo de que EEUU se implique en un conflicto, al que solo se incorporaron cuando sus bases de Pearl Harbor se vieron arrasadas por los kamikazes nipones.
Aunque es obvio que se trata de una película que nos intenta vender algo, yo la veo como una obra más pedagógica que propagandística, aunque seguramente tenga tanto de lo uno como de lo otro. Y es que al fin y al cabo lo que nos intenta inculcar son una serie de ideales ante los que poca gente puede estar en desacuerdo e insisto en echar un ojo al año de su realización (1943), para comprender su valor y su importancia. Es imposible no emocionarse con el discurso final y la lectura ante los niños.
No me gusta la exageración en la relación materno filial entre Laughton y O'Connor, la dependencia entre uno y otro llega a rozar lo esperpéntico, lo que la hace poco creíble. Esto provoca que la interpretación de Laughton me parezca forzada, aunque lo arregla todo con esos últimos veinte minutos en los que su personaje toma conciencia y cambia completamente de registro. Durante el discurso es imposible alejar la atención de Laughton y su parlamento. Aún así el héroe de esta película no es Albert Lory (Laughton) sino el Profesor Sorel (Merivale). Su muerte y su lucha silenciosa son las que despiertan a Lory de su letargo y le llevan a reaccionar frente a la tiranía.
Aunque es obvio que se trata de una película que nos intenta vender algo, yo la veo como una obra más pedagógica que propagandística, aunque seguramente tenga tanto de lo uno como de lo otro. Y es que al fin y al cabo lo que nos intenta inculcar son una serie de ideales ante los que poca gente puede estar en desacuerdo e insisto en echar un ojo al año de su realización (1943), para comprender su valor y su importancia. Es imposible no emocionarse con el discurso final y la lectura ante los niños.
No me gusta la exageración en la relación materno filial entre Laughton y O'Connor, la dependencia entre uno y otro llega a rozar lo esperpéntico, lo que la hace poco creíble. Esto provoca que la interpretación de Laughton me parezca forzada, aunque lo arregla todo con esos últimos veinte minutos en los que su personaje toma conciencia y cambia completamente de registro. Durante el discurso es imposible alejar la atención de Laughton y su parlamento. Aún así el héroe de esta película no es Albert Lory (Laughton) sino el Profesor Sorel (Merivale). Su muerte y su lucha silenciosa son las que despiertan a Lory de su letargo y le llevan a reaccionar frente a la tiranía.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Por último, aprovechar para recomendar dos películas que para mí tienen bastantes similitudes con ésta, “El General de la Rovere” y “Adiós Muchachos”. Una por todo lo que tiene que ver con la toma de conciencia y la otra por el personaje del profesor y sus similares finales.