"B: The Beginning" es probablemente una de las series en general y de anime en particular de Netflix estrella del presente año 2018, quizá un poco en la sombra de la polémica "Devilman Crybaby" (que aún no he visto) y que he de reconocer que me ha sorprendido muy gratamente.

El ritmo es vertiginoso y no da respiro al espectador durante su primera temporada de 12 capítulos habiendo un equilibrio de lo más encomiable entre acción, misterio, largos diálogos e incluso algo de humor. Pero lo que sorprende es que ninguna de estas cosas chocan entre sí, sino que se dan la mano y dan lugar a un producto ágil, único y atrayente casi desde el minuto uno.

La serie contiene además mucha filosofía sobre la vida y la muerte y el destino de cada uno, todo ello envuelto en una animación brillante y espectacular con unas escenas de acción asombrosas que a más de uno dejará pegado en la pantalla, por no hablar de los giros argumentales (algunos más sorprendentes que otros, todo sea dicho) que hacen que el interés por la trama no decaiga en ningún momento, al contrario, este va en aumento.

En fin, la segunda temporada ya está confirmada (además, que viendo el cliffhanger del último episodio tras los títulos de crédito finales era más que evidente que habría), por lo que habrá que esperar a ver si está a la altura o si por el contrario es mejor o peor. Solo queda esperar y obtener respuestas.

En definitiva, que si buscáis un anime que mezcle thriller policial con trama sobrenatural y mucha acción y una gran carga filosófica, este anime es para vosotros. Si no, daos media vuelta y largaos a buscar otra cosa.

Un saludo.

"La rosa de Versalles" (o "Lady Oscar", como se le conoce en Occidente) es un anime emitido en Japón entre 1979 y 1980, compuesto de 40 capítulos de aproximadamente 25 minutos cada uno, y basado en el manga homónimo escrito e ilustrado por Riyoko Ikeda y publicado en Japón entre 1972 y 1973 con un total de 82 capítulos recopilados en 10 volúmenes.

"La rosa de Versalles" es una de tantas obras que creó una de las autoras pertenecientes al conocido como Grupo del 24 (se llamaba así porque todas nacieron en torno al año 24 de la era Shouwa, o sea, en torno a 1949) creado a principios de los 70. Las obras que crearon estas autoras revolucionaron y cambiaron el género shoujo (manga/anime dirigido a un público femenino adolescente), pues hasta entonces dicho género se caracterizaba casi única y exclusivamente en historietas ligeras de amoríos de colegialas de primaria. Y estas autoras introdujeron historias con temáticas más interesantes y trascendentales, ciencia ficción, fantasía, amoríos shakespearianos, etc.

Pero más allá de la novedad en su momento que supuso la presente obra, nos encontramos con una historia de muchísima calidad y que ha envejecido muy bien. Pues tras 40 años de su finalización sigue resultando una apasionante historia de intrigas palaciegas, venganzas, celos, conspiraciones, amores imposibles, estafas... situándose en un marco histórico real como lo es los últimos años de la Monarquía Francesa, contada a través del punto de vista de varios personajes (incluyéndose entre ellos el de la princesa y más tarde reina de Francia María Antonieta), pero sobre todo del personaje ficticio (pues no existió en la Historia de Francia) de Oscar, el cual se ha convertido en uno de mis personajes femeninos favoritos del anime.

Oscar François de Jarjeyes es la hija de un general de la Guardia Imperial de Francia al servicio del rey. Su nacimiento fue producto del enésimo intento de dicho general por tener un hijo varón que heredara el puesto, pues hasta entonces no había tenido nada más que hijas. Así que desesperado por la situación decide criarla como si fuera un hombre para que sirva como protectora a María Antonieta. De aspecto casi andrógino pero de indudable belleza, a lo largo del desarrollo de la historia irá evolucionando psicológicamente, pues de ser una persona completamente estoica que servía ciegamente a la realeza se irá dando cuenta de que lo que quieran los reyes no se corresponderá con lo mejor para el pueblo. Asimismo, el hecho de haber sido criada como un hombre le provocará ocasionales crisis de identidad sexual, y al mismo tiempo y gracias a su belleza irá enamorando a hombres y mujeres por igual.

Y es que Oscar no es una damisela en apuros. Es una mujer fuerte, astuta, independiente y sagaz, pero no por ello menos femenina. Es un clarísmo ejemplo de feminismo (algo muy inusual sobre todo teniendo en cuenta que es una obra realizada en Japón y en los años 70) y un personaje realmente carismático, y con el que es casi imposible no encariñarse y empatizar con él.

Pero ya hablando de la serie en sí, nos encontramos ante un fascinante drama contado con una sensibilidad exquisita (aunque eso sí, cuando toca, no escatima en momentos duros, aunque nunca cae en la violencia gráfica) y con un ritmo muy bien medido que le da un desarrollo muy fluido a la historia en la que no hay puntos muertos. Aparte de que también hay episodios que están llenos de suspense que mantienen al espectador completamente absorto y atento a lo que está pasando en pantalla.

Los personajes están todos muy bien construidos y perfilados, y lo que es mejor, no siguen ningún estereotipo del anime. Todos en esta serie son muy orgánicos, y van evolucionando a medida que la trama avanza, y eso es algo que a un servidor siempre le resulta gratificante.

La animación es retro, o sea, del estilo de los 70, pero bastante buena para la época. Para quienes no estén acostumbrados a este tipo de animación, al principio puede resultarle un poco incómodo ver la serie, pero una vez te acostumbras, ya sí puedes sentarte y disfrutarla cómodamente. El estilo de dibujo es entre estilizado y realista (más lo segundo que lo primero), el cual resulta muy agradable a la vista.

La banda sonora también es especialmente destacable, pues le dan a la serie un aire melancólico a la par que elegante y cortesano que casa completamente con el tono y la temática de la misma.

En definitiva, nos encontramos ante un excelentísimo y fascinante anime setentero enmarcado en el género drama (aunque también tiene suspense) que ha envejecido maravillosamente siendo ampliamente disfrutable en la actualidad, que se sitúa en una etapa histórica real, que de hecho, muchos de los hechos mostrados en la serie ocurrieron (eso sí, contados de una forma teatralizada y un tanto endulzada y suavizada, además de estar algo tergiversados) y sin nada de fantasía.
Un saludo.

"Samurai Champloo" es la heredera directa de "Cowboy Bebop" y es capaz de tomar muy bien su relevo. Del mismo creador, Shinichirô Watanabe, la serie sigue una estructura muy similar a la serie del vaquero del espacio en cuanto a la forma de narrar la historia (episodios auto-conclusivos que abren una trama cuando empieza el episodio y se cierra cuando este acaba y algunas veces divididos en dos o tres partes, tocando distintos géneros y temas) y por supuesto, la mezcla de elementos totalmente dispares. Si en "Cowboy Bebop" teníamos una mezcla de comedia de situación, western, aventura espacial y cine negro con el jazz como género musical predominante en la banda sonora y poseía unas marcadas influencias occidentales, en "Samurai Champloo" mezclamos también la comedia de situación pero esta vez con el cine de acción de samuráis y la época actual (lo que quiere decir que los anacronismos puestos a posta estarán a la orden del día) con el hip-hop como género musical predominante en la banda sonora y que además, posee unas influencias occidentales mucho más marcadas (algo paradójico, teniendo en cuenta que el tema de los samuráis es muy japonés) que en la anterior serie del señor Watanabe.

Pero, contra todo pronóstico, he disfrutado más con esta serie que con "Cowboy Bebop" (aunque la tengo un poco lejana, tendría que volver a verla), aunque sí que es verdad que la anterior serie era más psicológica para con sus personajes, mientras que esta se va más por la vena humorística, aunque ¡ojo! que no quiere decir que la historia no esté exenta de esa melancolía que transmitía "Cowboy Bebop", nada de eso, además, tenemos unas escenas de acción que quitan el hipo (sospechosamente inspirado en el Break Dance está el estilo de lucha del protagonista), una ácida sátira social hacia la época en la que se ambienta la serie y una animación sorprendente que quita el hipo, a caballo entre el anime y el dibujo animado occidental.

Los personajes son también muy carismáticos, todos con su propia personalidad y muy bien definida. Quizá el mejor sea Mugen, su estilo de lucha, su habilidad (casi) sobrehumana con la espada y su chulería son una auténtica pasada. Aunque Jinn tampoco se queda atrás. Quizá el peor personaje sea la de la chica, Fuu, que en toda la serie no es más que una damisela en apuros, aunque es la que pone el raciocinio y el sentido del honor y la ética a sus dos brutos acompañantes y ¿guardaespaldas?

En definitiva, que la serie es divertida y muy entretenida, con varios de los mejores momentos de humor que he visto en un anime, unas escenas de acción que directamente te quitan el hipo y una ácida crítica a la sociedad del Japón de aquella época. Muy recomendable.

Shaman King es un anime shonen(para adolescentes) bastante genérico y sencillo. Con todos y cada uno de los clichés con unos protagonistas que podríamos definir como el atontado, el apasionado, el serio y agresivo, el graciosillo, el disciplinado, la misteriosa... entre otros más.

La historia empieza cuando un estudiante de baja estatura llamado Manta Oyamada al volver a su casa decide tomar un desvío yendo por el cementerio de la ciudad en donde se encuentra al protagonista de la historia: Yoh Asakura, el cual resulta pertenecer a una poderosa raza de shamanes o chamanes(humanos que mantienen una conexión con el más allá) rodeado de espíritus y fantasmas. En ese momento, Manta sale corriendo totalmente asustado.
Al día siguiente, cuando le cuenta a sus compañeros de clase lo ocurrido el día anterior no le creen y se ríen de él. Entonces llega un nuevo estudiante que resulta ser el chico que vio en el cementerio rodeado de espíritus y fantasmas(Yoh Asakura) pero él no lo reconoce y Manta indignado por la humillación decide espiarlo y sacarle una foto con los espíritus y los fantasmas en el cementerio pero allí se encuentra con un grupo de delincuentes juveniles que le dan una paliza y en ese momento, Yoh aparece y usando sus poderes defiende a Manta, convirtiéndose así en mejores amigos.
Entonces se descubre que Yoh tiene que participar en un torneo de Shamanes que se celebra cada 500 años en el que el último que quede invicto se convertirá en el Rey de los Shamanes(Shaman King) y Yoh será entrenado por Anna Kyoyama, su prometida, con unos entrenamientos de lo más intensivos que uno pueda imaginarse.

Pues bien, este es el planteamiento de Shaman King. La serie empieza muy bien, con buenas escenas de acción y buenos toques del típico humor japonés. La acción y la comedia serán los géneros predominantes a lo largo de los 64 capítulos. El desarrollo de la trama es lineal y no tiene grandes giros argumentales(salvo alguno que otro), aun así se disfruta muchísimo hasta que... el anime se separa del manga y sigue su propia senda. Y ahí se va todo por el desagüe. Los episodios empiezan a carecer de tensión y emoción, se(me) hacen cada vez más largos, las situaciones cómicas se empiezan a hacer cada vez más cansinas y repetitivas, los combates carecen de emoción... por no hablar de un final paupérrimo del cuál no diré nada para no estropearle la serie a nadie. Me ha dado rabia porque que se separe del manga no quiere decir que tenga que decaer pero así ha sido.

Le he puesto un notable bajo porque hasta que se separa del manga se disfruta muchísimo.

Con el título de mi crítica pretendo decir que es impresionante que gracias a Internet, se pueda descubrir la existencia de películas y/o series que de otra manera nunca sabríamos que existen, como en el caso de esta película china, la cual solo se encuentra disponible en Movistar+ desde el pasado mes de noviembre, y que he de decir que es probablemente una de las películas más estremecedoras sobre el bullying que jamás se han hecho.

La historia nos sitúa en el momento en el que está a punto de tener lugar el llamado Gaokao, un examen nacional de dos días que decidirá, literalmente, el futuro y la vida de los estudiantes, ya que de aprobar, estos podrán ir a la universidad y seguir estudiando, y en caso de que no lo consigan, se podrá decir sin tapujos que han fracasado en la vida (vamos, que esto se podría decir perfectamente que es una especie de Selectividad china, pero más dura). Entonces, tras el suicido de una alumna víctima de acoso escolar, una chica solitaria e introvertida que se estaba preparando para dicho examen, se compadece de ella convirtiéndose así en el blanco de hostigamiento de las mismas personas que acosaron a la chica que se suicidó. Sin embargo, esta chica conoce accidentalmente a un delincuente juvenil con el que formará una pareja poco probable que decidirá protegerla de sus agresoras.

Narrada con un tono más cercano al thriller que otra cosa (sobre todo en el último tercio) que hace que constantemente estés en vilo, es, como ya he dicho antes, una película realmente estremecedora sobre el acoso escolar, ya que además de mostrar el acoso en sí, también muestra las terribles consecuencias psicológicas que este tiene en las víctimas, provocando en el espectador un increíble sentimiento de impotencia al presenciar ciertas escenas. Pero la película no se queda en eso, sino que también ofrece ciertos giros y situaciones inesperadas, al mismo tiempo que explora la podredumbre de la sociedad china recordándole al espectador que (parafraseando a una de las críticas de la prensa vertidas en esta página) el sistema no funciona (lo que le causó problemas con la censura en su país de origen, provocando que su estreno inicialmente se cancelara, y cuando por fin se estrenó, lo hizo con cortes), y ofrece una increíblemente emotiva y nada forzada relación entre sus dos protagonistas (los cuales, no dejan de ser unos marginados sociales), ya que muestran una química impresionante en pantalla.

Y a esto se le añade unas interpretaciones en estado de gracia, unos personajes increíblemente bien construidos con los que es fácil empatizar, una banda sonora preciosísima y que casa muy bien con todas y cada una de las escenas en las que suena; y una fotografía y estética de tonos oscuros y apagados muy vistosa.

Estremecedora, emotiva y desgarradora.

Un saludo.