Siempre estamos igual con las películas históricas. Si son de derechas o religiosas, irrumpen los ¿críticos? exigiendo imparcialidad, denunciando maniqueísmo y sensiblería, exigiendo que aparezcan los crímenes también de la otra parte. Por el contrario, cuando la película es, digámoslo claramente, "de rojos", se aplaude la valentía en la exposición de los hechos, el rigor histórico de la cinta, sus grandes virtudes, y, por supuesto, sus valores. Lo de menos es la crítica cinematográfica. Porque debo decir que esta película sí me parece maniquea, lo que deploro, porque quisiera mejor valedores para este asunto. Pero, sin embargo, nadie protesta por panfletos como Trece Rosas, o Libertarias, por poner sólo dos ejemplos de maniqueísmo extremo, además de burda y zafia manipulación unilateral auténticamente sensiblera. ¿Para cuándo una película de cine español sobre la matanza de Paracuellos? ¿Para cuándo una historia sobre las "checas", es decir, los centros de tortura y exterminio izquierdistas en Madrid? Vale, ya lo sé, es imposible siquiera imaginarlo. Pero sería la reconciliación definitiva del espectador medio con sus artistas. Entretanto, media España seguirá sin poder ir al cine patrio.