Se puede entender bajo el punto de vista de algún crítico de cine, como un film simple debido a que el contexto de la película está basado en una serie de acontecimientos ocurridos en un tren, pero la verdad sorprende desde una óptica para un joven de 23 años que no vivió aquella época, esos años turbulentos después de la Segunda Guerra Mundial, la escasa tecnología y la capacidad de generar un contenido tan divertido, increíble e innovador de colocar a un Sherlock Holmes de la era victoriana en plena década de 1940.

También lo sorprendente de esta película, es el ritmo, la dirección y la actuación de los actores que es lo que genera seguir la trama a lo largo de todo el film.

No haré "spoiler" por que para un cinéfilo o espectador es necesario buscarla y verla.

La película es tan divertida y natural que a la vez, se siente el suspenso como si usted estuviera en la película y se involucrara en las escenas.

Y de qué hablar de la actuación tan única y sutil de Basil Rathbone en el papel de Holmes y el humor inglés que trasmite Nigel Bruce como el Dr. Watson.

Sobre todo, la película tiene un aire nostálgico, sobre todo si se ve un día de invierno acostado, disfrutando un delicioso té y unas exquisitas galletas.