Hacía bastante tiempo que no me sentía tan identificado con una película. Tal vez dicha película fuese American Beauty, y tal vez Sam Mendes y sobre todo el guionista Alan Ball bebieron de cada más mínimo plano de Gente Corriente a la hora de escribir y rodar aquella obra maestra (no se ofendan, pero las cosas como son). El reparto se sale, jamás llegué a odiar tanto a ningún personaje, como a Mary Tyler Moore (La madre, no la de Gorki, sino la del bien oscarizado Timothy Hutton). Y es que esta película habla sobre la vida, la familia, las personas; pero lo hace de una forma que deja en evidencia a las demás. La verdad es que a partir de esta, que fuese opera prima, la dirección de Redford ha sido muy pero que muy irregular. La banda sonora es simplemente el Canon de Pachlbel, que todos hemos oído mil veces, y que Garci uso dos años mas tarde en Volver a empezar; y funciona a la perfección. Para todo cinéfilo seria un error imperdonable no ver esta película.

No está mal, pero tampoco es nada del otro mundo… Desde luego, para ser de tan bajo presupuesto está muy conseguida. Comprendo a Kubrick en el momento en que decidió renegar de "Fear and Desire” ya que no tiene ni punto de comparación con sus posteriores obras maestras; y es que no se nace sabiendo, casi todos los grandes esconden en sus filmografías algún que otro bodrio, o como quieran llamarlo. El argumento está bien, alguna que otra actuación está algo forzada, y la fotografía es digna de tito Stanley. Lamentablemente a día de hoy no está ni doblada, ni tiene subtítulos en castellano.

Si no la han visto no se preocupen, pueden morirse tranquilos.

“Revolutionary Road” es una película para los que no se conforman con tener una vida cotidiana, para los que se sienten de algún modo especiales, para los que ven una realidad paralela entorno a la sociedad que nos consume. Tras “American Beauty” y “Camino a la perdición” Sam Mendes dejó el listón bastante alto. La correcta “Jarhead” fue un paso atrás en su carrera, pero quién iba a decir que nos deleitaría con una obra de semejantes proporciones.

El tempo pausado de sus imágenes, gestos que hablan por si solos… Al igual que ocurre con “La gata sobre el tejado de zinc” o con “Gente corriente”, en cuanto empieza la proyección nos sumergimos en el mundo de los sentimientos, de la comunicación, de la hipocresía. A veces lo más fácil es cerrar los ojos y dejar que nuestra vida siga su curso, inalterable. Querer escapar de la sociedad, no ser un títere más, liberar nuestra mente (como decía Morfeo) es lo que intentan los protagonistas de las películas que venimos comentando. Son historias atemporales, cada una ambientada en una década distinta y todas útiles hoy en día: Ya sea en los 50 o en los 80, la obstinación del hombre en alcanzar la felicidad y huir del cinismo es más que comprensible.

Da gusto ver cine que de para pensar y vaya más allá de las pretensiones económicas. Es bastante difícil expresar con palabras lo que transmite esta película, cada fotograma es una lección cinematográfica y en cada visionado podrías sacar distintas conclusiones. Vedla, no os dejará indiferentes.

"Revanche" es una historia sobre la venganza que para nada deja indiferente al espectador. Götz Spielmann escribe y dirige este thriller dramático en el que un ex-convicto intenta empezar una vida nueva tras robar un banco con su novia, la cual muere en la huída. Las actuaciones tanto del protagonista, como de la vecina de su padre están muy conseguidas.

El guión se escribió en 1 mes y el rodaje duró 26 días. Su pequeño presupuesto no le afecta en absoluto. Se entiende que la película fuera víctima de la censura, algunos planos se salen de la norma.

Sin embargo, por lo demás no hay nada reprochable desde ningún punto de vista, es directa tanto en sus escenas más sórdidas como en las que reina la tranquilidad. Si no la has visto, no dudes en hacerlo.

No muy original, pero directa y eficaz. Es bastante obvio que Zonca bebe de Kassovitz, Malle o Truffaut en esta cinta; pero no lo hace a lo Tarantino, copiando a lo loco, sino que bebe del espíritu de "La haine" o "Les 400 coups" y le da un toque muy especial. Desde el comienzo, se ve que no es típico cine palomitero: el guión, la dirección, fotografía, y, como no Nicolas Duvauchelle se salen de la pelleja. Hasta que llegamos al final, donde te vuelves a dar cuenta por enésima vez que con un presupuesto ridículo se puede decir mucho.

Juzguen ustedes mismos...