Saltburn es la segunda película de la oscarizada Emerald Fennell, que nos sorprendió con su debut Una joven prometedora. En esta ocasión, la directora británica nos sumerge en el elitista y decadente mundo de la aristocracia inglesa, a través de los ojos de Oliver Quick (Barry Keoghan), un estudiante de Oxford que se siente desplazado por su origen humilde. Su vida cambia cuando conoce a Felix Catton (Jacob Elordi), un carismático y adinerado compañero que le invita a pasar el verano en Saltburn, la lujosa mansión de su excéntrica familia.

Lo que empieza como una aventura idílica se convierte en una pesadilla cuando Oliver descubre los oscuros secretos que se esconden tras la fachada de glamour y sofisticación de los Catton. Entre ellos, destacan la madre, Elspeth (Rosamund Pike), una antigua modelo obsesionada con su imagen; el padre, Sir James (Richard E. Grant), un noble decadente y manipulador; y la hermana, Venetia (Alison Oliver), una joven rebelde y caprichosa. Oliver tendrá que usar su astucia y su sexualidad para sobrevivir en este entorno hostil y peligroso, donde nada es lo que parece.

Fennell demuestra su talento para crear personajes complejos y contradictorios, que nos provocan tanto fascinación como repulsión. Su guion está lleno de humor negro, ironía y crítica social, y no escatima en escenas impactantes y transgresoras. La película es un festín visual, con una cuidada dirección de arte, una fotografía colorista y una banda sonora pegadiza. El reparto está impecable, con un Barry Keoghan que brilla con luz propia en un papel arriesgado y desafiante. Jacob Elordi está perfecto como el seductor y ambiguo Felix, y Rosamund Pike y Richard E. Grant se lucen como los malvados y divertidos padres.

Saltburn es una película que no dejará indiferente a nadie, y que puede gustar más o menos, pero que sin duda tiene personalidad y estilo. Es una sátira salvaje y retorcida sobre la clase y el deseo, que nos muestra el lado más oscuro y perverso de la alta sociedad. Si te gustan las películas que te hacen reír y estremecer al mismo tiempo, no te pierdas Saltburn. Está disponible en Prime Video desde el 22 de diciembre de 2023.

Se trata de un thriller dramático basado en la historia real de Tim Ballard, un ex agente de seguridad nacional de Estados Unidos que dejó su trabajo para dedicarse a rescatar a niños víctimas del tráfico sexual en Latinoamérica. Está dirigida por el mexicano Alejandro Monteverde y protagonizada por Jim Caviezel, Mira Sorvino y Bill Camp, entre otros.

"Sound of Freedom" es una película que no deja indiferente a nadie. Por un lado, hay que reconocer el valor de abordar un tema tan duro y necesario como la explotación infantil, que afecta a millones de personas en el mundo. Muestra con crudeza y realismo las atrocidades que sufren los niños secuestrados y vendidos por redes criminales, así como el riesgo y el sacrificio que implica la labor de los rescatadores. Por otro lado, también hay que señalar algunos aspectos negativos que pueden restar credibilidad y calidad. Por ejemplo, el tono excesivamente moralista y religioso que impregna la narración, la falta de matices y profundidad en algunos personajes y situaciones, y la poca originalidad y sorpresa en el desarrollo de la trama.

Es una miniserie que se adentra en los rincones más oscuros de la obsesión y la vulnerabilidad humana. La serie, creada por Richard Gadd, nos presenta una narrativa intensa y perturbadora que explora las consecuencias de un simple acto de bondad que se convierte en una pesadilla sin fin.

La historia sigue a un comediante en apuros, Donny Dunn, interpretado por el propio Gadd, cuya vida da un giro inesperado cuando un gesto amable hacia una mujer vulnerable desencadena una obsesión enfermiza. Lo que comienza como una interacción inocente rápidamente se transforma en un acoso implacable que amenaza con destruir la vida de ambos.

La actuación de Gadd es cruda y auténtica, reflejando su experiencia personal en la que se basa la serie. Jessica Gunning, en el papel de Martha, ofrece una representación escalofriante de una acosadora cuya fijación no conoce límites. La química entre los dos es palpable y aterradora, llevando al espectador a un viaje emocional que es difícil de olvidar.

La dirección de Weronika Tofilska y Josephine Bornebusch captura magistralmente la tensión y el horror psicológico, manteniendo al público al borde de sus asientos. La cinematografía de Krzysztof Trojnar y Annika Summerson complementa la narrativa con imágenes que son tan bellas como inquietantes.

Con solo siete episodios, logra contar una historia completa y satisfactoria que no solo entretiene sino que también provoca una reflexión profunda sobre la naturaleza del acoso y la fama. Es una serie que desafía las expectativas y deja una impresión duradera.

En resumen, es una miniserie brillante que combina elementos de thriller, comedia y drama para crear una experiencia televisiva única y conmovedora. Es una obra que merece ser vista y discutida, no solo por su calidad artística sino también por su relevante mensaje social.

La cuarta entrega de la saga de Indiana Jones nos trae de vuelta al intrépido arqueólogo en una nueva aventura ambientada en los años 50, en plena guerra fría. Esta vez, Indy tendrá que enfrentarse a los agentes soviéticos liderados por la malvada Irina Spalko (Cate Blanchett), que buscan una misteriosa calavera de cristal con poderes sobrenaturales. Para ello, contará con la ayuda de su antigua novia Marion Ravenwood (Karen Allen), el joven rebelde Mutt Williams (Shia LaBeouf) y su viejo amigo Mac (Ray Winstone).

Es un homenaje al cine de aventuras clásico, con escenas de acción trepidantes, humor irónico y referencias a las anteriores entregas. Sin embargo, también se nota el paso del tiempo y el cambio de tono respecto a las películas originales. El argumento se aleja de la temática histórica y religiosa para adentrarse en el terreno de la ciencia ficción y la mitología extraterrestre, lo que puede resultar chocante o decepcionante para algunos fans. Además, algunos efectos especiales y situaciones rozan lo absurdo o lo ridículo, como la famosa escena del frigorífico o la aparición de los monos.

El reparto está encabezado por un Harrison Ford que demuestra que aún tiene carisma y energía para interpretar a su personaje más icónico, aunque también se le ve algo cansado y mayor. Cate Blanchett cumple como la villana de turno, aunque su personaje resulta algo plano y caricaturesco. Shia LaBeouf intenta aportar frescura y rebeldía como el hijo secreto de Indy, pero su actuación es irregular y su química con Ford no es muy convincente. Karen Allen recupera su papel de Marion con gracia y simpatía, pero su presencia es más bien testimonial. Ray Winstone y John Hurt completan el elenco como dos personajes secundarios que no aportan mucho a la trama.

La dirección de Steven Spielberg es impecable como siempre, demostrando su maestría en el manejo del ritmo, la tensión y la emoción. La música de John Williams es otro de los puntos fuertes, con sus temas inolvidables y sus nuevas melodías que acompañan a las imágenes con acierto. La fotografía de Janusz Kaminski es también destacable, con una paleta de colores que recrea el ambiente de los años 50 y contrasta con las escenas más exóticas o fantásticas.

En definitiva, Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal es una película entretenida y divertida, que cumple con su objetivo de hacer pasar un buen rato al espectador, pero que también tiene sus defectos y sus incongruencias. No está a la altura de las obras maestras que son las dos primeras películas de la saga, pero tampoco es tan mala como algunos la han criticado. Es una película que hay que ver con cierta indulgencia y nostalgia, sin esperar demasiado ni compararla con las anteriores.

La zona de interés, la nueva película de Jonathan Glazer, es una obra maestra que nos sumerge en el día a día de los responsables y cómplices del Holocausto. A través de la mirada del comandante de Auschwitz, Rudolf Höss, y su esposa Hedwig, que viven en una casa con jardín junto al campo de exterminio, el director británico nos muestra la banalidad del mal, la indiferencia ante el sufrimiento ajeno y la ilusión de una normalidad imposible.

Glazer, que ya nos sorprendió con la inquietante Under the Skin, vuelve a demostrar su talento para crear atmósferas opresivas y perturbadoras, con una puesta en escena minimalista y precisa, que evita el sensacionalismo y el melodrama. La película se basa en la novela homónima de Martin Amis, que falleció el mismo día que se estrenó el film en el Festival de Cannes, donde obtuvo el Gran Premio del Jurado.

El reparto está encabezado por los actores alemanes Sandra Hüller y Christian Friedel, que interpretan a los Höss con una frialdad y una ambigüedad que los hacen aún más terroríficos. Sus personajes se mueven entre la rutina doméstica, las aspiraciones profesionales y las infidelidades amorosas, sin cuestionar ni mostrar remordimiento por el horror que perpetran y presencian a diario. Junto a ellos, destacan las actuaciones de Ralph Herforth, Max Beck y Daniel Holzberg, que dan vida a otros oficiales nazis que colaboran o se enfrentan al protagonista.

La música de Mica Levi, que ya colaboró con Glazer en Under the Skin, es otro de los elementos clave de la película. La compositora británica crea una banda sonora que combina sonidos electrónicos, instrumentos clásicos y voces infantiles, que contrastan con las imágenes y generan una sensación de extrañeza y angustia. La fotografía de Lukasz Zal, que también trabajó en la aclamada Cold War, es otro aspecto a destacar, con una paleta de colores fríos y apagados, que reflejan la deshumanización y la desolación del escenario.

La zona de interés es una película que no deja indiferente a nadie, que nos confronta con la capacidad humana para el mal y que nos invita a reflexionar sobre la responsabilidad ética de cada individuo. Es una obra valiente, original y necesaria, que se sitúa entre las mejores del año y que merece ser vista y debatida.