Críticas de El hijo de la peluquera
13 de octubre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando el Dogma 95 era un concepto en la mente de Lars Von Trier, Juan Alcázar ya lo emplea en alguna escena de esta cinta repleta de autorreferencias y homenajes a la Nouvelle Vague, pero en una versión castiza.
El Fary se arroja sin contemplaciones a una catarsis de humanidad y vida nocturna en los duros años 80, una sociedad preolímpica sin los complejos actuales.
Es una película que no hay que ver con ojos de millenial, ya que es fruto de su época. Destaca la actuación de Grace Mills, a la que ya vimos en "La Maldición de la bestia", terror Made in Spain o "Arroja tu sartén", una comedia pseudoerótica del aun joven feminismo de nuestro país y otra cinta a reivindicar pero esa, amigos, es otra historia.
El Fary se arroja sin contemplaciones a una catarsis de humanidad y vida nocturna en los duros años 80, una sociedad preolímpica sin los complejos actuales.
Es una película que no hay que ver con ojos de millenial, ya que es fruto de su época. Destaca la actuación de Grace Mills, a la que ya vimos en "La Maldición de la bestia", terror Made in Spain o "Arroja tu sartén", una comedia pseudoerótica del aun joven feminismo de nuestro país y otra cinta a reivindicar pero esa, amigos, es otra historia.
13 de octubre de 2020
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Jesús Hermida y Sam Peckinpah juntos como secundarios, poco más se puede añadir a esta pequeña sorpresa del costumbrismo neorealista. El trabajo de Jesús Terrón, en cambio es flojo en cuanto a ritmo y Joaquín Arozamena ya tenía esos clichés que explotaría en su programa "Los Sabios" de TVE.
Pero a pesar de todo es un excelente entrenetemiento para una sobremesa de sábado con una copa de coñac al lado. Si cierras los ojos (y no te duermes) te trasladas a los 80 y te preguntas qué hemos hecho mal para no tener más cintas de este talante a nuestro alcance.
Pero a pesar de todo es un excelente entrenetemiento para una sobremesa de sábado con una copa de coñac al lado. Si cierras los ojos (y no te duermes) te trasladas a los 80 y te preguntas qué hemos hecho mal para no tener más cintas de este talante a nuestro alcance.
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