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Voto de Macarrones:
6
6,5
98
Drama
En 1938, en la Italia fascista, una familia judía y un médico homosexual sufren persecución por sus respectivas condiciones de raza e inclinación sexual. (FILMAFFINITY)
21 de diciembre de 2006
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Giuliano Montaldo, sin adaptar literalmente el libro de Bassani, es bastante fiel a su espíritu y casi siempre a la letra, pero carece de la fuerza, la sutileza y la elegancia del original literario, así que aquí debemos repetir el tópico: El libro es muuuucho mejor. Pero mucho. Yo no sé si Montaldo gasta las gafas de Rompetechos (quizá sea un poco exagerado), pero desde luego dirigió esta película con los cristales empañados.
En resumen: es una película sosa basada en una novela extraordinaria
En resumen: es una película sosa basada en una novela extraordinaria
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Aparte de las vicisitudes del argumento, Montaldo y sus guionistas quieren encarnar lo que en el libro es un clima moral, un telón social e histórico y un paralelismo tácito entre dos prejuicios (la homofobia y el antisemitismo), quieren encarnar todo eso, digo, en personajes y por eso desarrollan una historia de amor entre David (Rupert Everett) y Nora (Valeria Golino) que es paralela a la amistad de Fadigati (Philippe Noiret) con el citado David. Para caracterizar este personaje desarrollan en buena medida al del narrador de la novela (y es curioso constatar cómo, conviertiéndole en coprotagonista, lo empobrecen y simplifican), mientras que el de Nora (una muchacha judía que intuye cuál va a ser la evolución política de su país y se pliega a las circunstancias, por lo que sacrifica su amor por David -prefiere relacionarse con los jerarcas fascistas- y su religión -se bautiza- para adaptarse a los tiempos y sobrevivir) es por entero una aportación de los guionistas. Precisamente Nora y todo cuanto le rodea (el padre agonizante que amaba el cuadro expuesto en una galería, su relación con David, sus apariciones y desapariciones en la narración, su evolución psicológica) es lo más débil de esta película y la actuación de Valeria Golino no lo salva del envaramiento y la inconsistencia (todo lo contrario que lo que consigue Stefania Sandrelli con su personaje de la señora Lavezzoli, que trasciende el esquematismo de su papel gracias a su brillante interpretación). La película está también falta de agilidad, domina un tono cansino y algunas escenas no están bien resueltas (especialmente, a mi modo de ver, las dos en las que los estudiantes boloñeses protestan en masa por la presencia de judíos en la universidad, sobre todo en la que Eraldo sale en defensa de David, que se convierte en una anécdota irrelevante, en buena parte por estar contado todo con una extraña mezcla de rigidez y prisa). A veces resulta molesto el uso que se hace de la música de Morricone, demasiado presente, un subrayado innecesario de las palabras y emociones de los actores. Los valores de la película están en la propia elección del asunto que trata, por intentar acercarse a la forma de narrar contenida y triste propia del estilo de Bassani, por imitar su tono moral y humano y por las ajustadas interpretaciones de sus intérpretes, en especial la de Philippe Noiret, que encarna a la perfección el personaje del doctor Fadigati.