Media votos
5,6
Votos
5.085
Críticas
748
Listas
58
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Chagolate con churros:
7
6,3
412
Drama
Guerra de los Cien Años; Francia. "La Doncella de Orleáns", después Juana de Arco, Santa Juana, fue la gran heroína francesa en la guerra contra los ingleses; finalizada la contienda hubo de afrontar el juicio de la Inquisición.
25 de mayo de 2010
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
A modo de flash-backs como ya hiciera antes DeMille, Preminger nos introduce en los momentos claves de la vida de Juana de Arco. En este caso en concreto, el guión recurre a los sueños y recuerdos de Carlos el Delfín. Un recurso que le va ni que pintado a la película para poder enfocar la historia desde las distintas miras de cada personaje que interviene en la historia. Los fantasmas de políticos, eclesiásticos y guerreros intentarán aclarar la implicación de cada una de las instituciones que condenaron y quemaron a Juana la Doncella.
La debutante Jean Seberg, retrata a la Juana más conmovedora y humana de cuantas han sido representadas. No tiene el poder de Falconetti, pero su papel es mucho más cercano, alejado del icono que Dreyer creó en su potentísima versión, y convence mucho más que una Bergman demasiada mojigata para creérsela como guerrera. Seberg recrea con plenitud, a una muchacha campesina que cree escuchar la llamada de Dios.
“Primero llegan las voces y luego busco las razones. Razones que puedas comprender.” -dice la propia Juana al capitán Dunois (Richard Todd).
El guión, adaptado de la obra de teatro “Saint Joan” (1923) de George Bernard Shaw, contempla por primera vez la posibilidad de que “las voces” que Juana escuchaba no tuvieran procedencia divina. Y son aceptadas por la Iglesia, el ejército y el rey como una posibilidad para inspirar valentía a las tropas en su guerra contra los ingleses. Si el espectador de hoy en día busca una pizca de verosimilitud, quizá la encuentre más aquí que en otras versiones. Incluso los pequeños milagros son mirados como meras casualidades aliadas para animar a los franceses.
“Un milagro es un hecho que provoca fe. Ese es el propósito de los milagros” -llega a decir el obispo.
El escritor y guionista G. Green, fue acusado de querer exonerar a la Iglesia de la muerte de Juana, manipulando el texto inicial del agnóstico Bernard Shaw (primera persona en ganar el Nobel y el Óscar). Green acaba buscando la culpabilidad en las instituciones políticas, y a través de cada flash-back vamos conociendo las ambiciones y miedos de cada personaje, que como los fantasmas del pasado, siempre retornan al presente.
Dos son las elipsis importantes que usa Preminger (la batalla de Orleans y la captura de Juana de Arco). Ambas usadas con la conciencia que da tener otras versiones anteriores donde ya se profundizó en lo acontecido. Aunque ambas evitan la rigidez de la obra, la ausencia de la batalla de Orleans es además, un claro ejemplo del buen uso de la elipsis cinematográfica.
Abróchense los cinturones porque esto continúa.
La debutante Jean Seberg, retrata a la Juana más conmovedora y humana de cuantas han sido representadas. No tiene el poder de Falconetti, pero su papel es mucho más cercano, alejado del icono que Dreyer creó en su potentísima versión, y convence mucho más que una Bergman demasiada mojigata para creérsela como guerrera. Seberg recrea con plenitud, a una muchacha campesina que cree escuchar la llamada de Dios.
“Primero llegan las voces y luego busco las razones. Razones que puedas comprender.” -dice la propia Juana al capitán Dunois (Richard Todd).
El guión, adaptado de la obra de teatro “Saint Joan” (1923) de George Bernard Shaw, contempla por primera vez la posibilidad de que “las voces” que Juana escuchaba no tuvieran procedencia divina. Y son aceptadas por la Iglesia, el ejército y el rey como una posibilidad para inspirar valentía a las tropas en su guerra contra los ingleses. Si el espectador de hoy en día busca una pizca de verosimilitud, quizá la encuentre más aquí que en otras versiones. Incluso los pequeños milagros son mirados como meras casualidades aliadas para animar a los franceses.
“Un milagro es un hecho que provoca fe. Ese es el propósito de los milagros” -llega a decir el obispo.
El escritor y guionista G. Green, fue acusado de querer exonerar a la Iglesia de la muerte de Juana, manipulando el texto inicial del agnóstico Bernard Shaw (primera persona en ganar el Nobel y el Óscar). Green acaba buscando la culpabilidad en las instituciones políticas, y a través de cada flash-back vamos conociendo las ambiciones y miedos de cada personaje, que como los fantasmas del pasado, siempre retornan al presente.
Dos son las elipsis importantes que usa Preminger (la batalla de Orleans y la captura de Juana de Arco). Ambas usadas con la conciencia que da tener otras versiones anteriores donde ya se profundizó en lo acontecido. Aunque ambas evitan la rigidez de la obra, la ausencia de la batalla de Orleans es además, un claro ejemplo del buen uso de la elipsis cinematográfica.
Abróchense los cinturones porque esto continúa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Incluso la coronación del Rey Carlos el Delfín (Richard Widmark ) podía haber sido también contada mediante elipsis, pero Preminger no quiere dejar escapar la oportunidad de usar la escena para dejar patente el patetismo del Delfín. Un rey retratado con un desprecio nunca visto en ninguna de las versiones anteriores. Es en el papel del genial Widmark donde más se aprecia la pluma cínica de Shaw.
Preminger logra una película de altura, con algunos picados y contra-picados formidables, llena de grandes y convincentes interpretaciones, y coronado con una fabulosa fotografía de claroscuros de Georges Périna.
Preminger logra una película de altura, con algunos picados y contra-picados formidables, llena de grandes y convincentes interpretaciones, y coronado con una fabulosa fotografía de claroscuros de Georges Périna.