Ante todo quiero anunciar a los cuatro vientos lo genial que es Steve Carell, un genio tanto para la comedia como para el drama. En este tipo de películas sabe transmitir con maestría las emociones más fuertes sin recurrir a la exageración (véanse Pequeña Miss Sunshine o Crazy stupid love). No entiendo cómo es posible que esté tan infravalorado como actor por parte de la crítica y el público en general, pero por suerte tiene sus incondicionales como yo, pues esta película solo me atraía por su aparición en ella, como todas las que hace. Keyra Knigthley nunca ha sido de mis actrices favoritas, aunque tampoco pienso que sea del montón, y en esta película demuestra hacer buen dúo con Carell, quien siempre sabe sacar lo mejor de sus compañeros de casting. De esta actriz me gusta la frescura y candidez que irradia, algo más típico de una adolescente que de una mujer que se acerca a los treinta. Creo que el planteamiento de la película es muy bueno, donde la gente deja de pensar tanto y actúa acorde a sus instintos, así vemos a personas que anteriormente eran solitarios y parias sociales disfrutando del sexo y la eterna diversión, en un constante ambiente de camaradería y desenfreno, donde las preocupaciones, convencionalismos y tabúes han sido superados. Los feos se lían con los guapos, los viejos con los jóvenes, los eternamente incomprendidos encuentran su alma gemela, etc. Me agrada mucho el espíritu de amor libre que se respira en esta película, y quiero añadir que me encantaría tener un amigo como el personaje de Carell, que si bien no es el alma de la fiesta, es una persona de confianza y que se hace querer, lo que se dice un buen tipo.