Esta película, que bien podría ser en realidad el anuncio de Coca-Cola más largo que hemos visto, viene a transmitir que las personas sosas y reprimidas también tenemos derecho al amor. Presenta una pequeña disonancia y es que la chica representa que tiene veintipocos años y los aparenta, mientras que el "chico" no sabemos lo que representa pero tiene una pinta de cuarentón indisimulable. Lo intentan colar como que la vida ha sido dura con él y tal y cual, pero no cuela, este tío es cuarentón por no decir más cerca de los cincuenta que otra cosa.

¿Que es la India y mejor que se junten como ellos quieran que no que los acelestinen? Pues sí, que a juzgar por esta película en la India están todos obsesionados con ser casamenteros. Da igual si es la abuela, el tío, la amiga, la criada, el médico, el taxista, el del puesto de samosas o la madre que lo parió, todo dios está obsesionado allí con encontrarle pareja al prójimo.

¿Y que no puede nacer el amor entre personas separadas por dos décadas? Claro que sí, y puestos a que haya esta diferencia mejor que el mayor tenga cuarenta que no treinta, aunque la regla "entre dos más siete" no se cumpla. Lo que pasa es que en este caso parece que la mujer está tan machacada por lo que su entorno espera de ella que no se sabe si lo suyo es un creciente amor o una desesperación por huir de su propia vida, madame Bovary precoz.

En todo caso, y bromas sobre la edad aparte, la película no termina nunca de arrancar más allá de situaciones simpáticas, agradables y entrañables en el entorno "pobre" y situaciones con los antónimos de los adjetivos previos en el entorno "rico". La intuida pretensión de ser "Lunchbox" 2 no cuaja y todo queda en el limbo de las promesas ni cumplidas ni incumplidas.

Gustará a: Coca-Cola, abuelas, taxistas
No gustará a: contables, Pantera Rosa, rubenescos