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7
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Acción. Ciencia ficción
Tras la catástrofe nuclear, Mad Max cruza un desierto donde pierde su caravana de camellos. Llega a una ciudad donde le proponen cambiárselos a cambio de que ataque al tirano de la ciudad subterránea, un enano que fabrica gas metano con excrementos de cerdo. (FILMAFFINITY)
12 de abril de 2010
144 de 180 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sé que está descompensada, que a veces deriva por terrenos más cercanos a una mezcla de "El señor de las moscas" y "Guerreros del sol" que a la inolvidable segunda parte de las aventuras del loco Max, pero el tiempo me ha hecho ir valorándola de forma creciente.
Por cosas como el cachondo tipo que vende agua radioactiva.
Por la entrada en Negociudad.
Por el mítico personaje de Tina Turner.
Por la MEMORABLE batalla en la Cúpula del Trueno.
Por cosas como el cachondo tipo que vende agua radioactiva.
Por la entrada en Negociudad.
Por el mítico personaje de Tina Turner.
Por la MEMORABLE batalla en la Cúpula del Trueno.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Por la persecución en las vías, que sigue siendo mejor que cualquier churro rodado por Paul Greengrass o equivalentes modernos.
Por esa escena en la que la avioneta sobrevuela a un Max que se ha sacrificado por los demás.
O por la narración final de la jefa tribal en Sidney, acompañada por una mearavillosa BSO.
O porque es una película de otra época. Una época sin abusos digitales innecesarios, guiones telegráficos para gilipollas y metrajes cuya media supera de lejos las dos horas.
Lo quiera o no, ya está grabada en mi recuerdo.
Y es que algunas películas son como los hijos: los quieres pese a que no cometan más que errores y a menudo te decepcionen.
Por esa escena en la que la avioneta sobrevuela a un Max que se ha sacrificado por los demás.
O por la narración final de la jefa tribal en Sidney, acompañada por una mearavillosa BSO.
O porque es una película de otra época. Una época sin abusos digitales innecesarios, guiones telegráficos para gilipollas y metrajes cuya media supera de lejos las dos horas.
Lo quiera o no, ya está grabada en mi recuerdo.
Y es que algunas películas son como los hijos: los quieres pese a que no cometan más que errores y a menudo te decepcionen.