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Aventuras
En 1860, unos niños son embarcados en la nave Clorinda, que dirige el capitán Marlope, con el fin de ser repatriados desde Jamaica a Londres para continuar con una educación más civilizada. Durante la travesía, el barco es abordado por unos piratas al mando del capitán Chavez que tras el asalto y con gran sorpresa, descubrirá que los niños se han quedado en su barco. (FILMAFFINITY)
20 de enero de 2009
57 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
Goethe decía que "El niño es realista, el muchacho, idealista; el hombre, escéptico, y el viejo, místico."
Y estos cuatro calificativos se ven perfectamente en los protagonistas de este film.
Los niños tienen su propia lógica. Donde los adultos ven peligro, ellos pueden ver un juego. Donde los adultos ven piratas, ellos sólo ven... otros gigantes que les cuidan. El niño cree con naturalidad en dioses, fantasmas y cuentos de hadas. El muchacho (representado aquí por la la tripulación pirata) en su idealismo es supersticioso. El hombre (el personaje de James Coburn) es escéptico. Y el viejo (un portentoso Anthony Quinn) es un místico, y es el que más se acerca de nuevo al mundo infantil.
Lo que en pricipio parece una cinta de aventuras con piratas y niños pronto se convierte en una sencilla y portentosa inmersión en la no tan inocente infancia. Y muy amena además. Vamos, que hasta la comprendería... un adulto.
"Las historias de los niños piadosos suelen ser falsas. Puede ser porque quienes las cuentan son adultos, que ven virtud en lo que para sus protagonistas no es más que un modo práctico de actuar." (Flanney O'Connor)
Y estos cuatro calificativos se ven perfectamente en los protagonistas de este film.
Los niños tienen su propia lógica. Donde los adultos ven peligro, ellos pueden ver un juego. Donde los adultos ven piratas, ellos sólo ven... otros gigantes que les cuidan. El niño cree con naturalidad en dioses, fantasmas y cuentos de hadas. El muchacho (representado aquí por la la tripulación pirata) en su idealismo es supersticioso. El hombre (el personaje de James Coburn) es escéptico. Y el viejo (un portentoso Anthony Quinn) es un místico, y es el que más se acerca de nuevo al mundo infantil.
Lo que en pricipio parece una cinta de aventuras con piratas y niños pronto se convierte en una sencilla y portentosa inmersión en la no tan inocente infancia. Y muy amena además. Vamos, que hasta la comprendería... un adulto.
"Las historias de los niños piadosos suelen ser falsas. Puede ser porque quienes las cuentan son adultos, que ven virtud en lo que para sus protagonistas no es más que un modo práctico de actuar." (Flanney O'Connor)