Haz click aquí para copiar la URL
Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Romantic Warrior:
7
Comedia. Drama La película narra un conflicto entre vecinos que parece no tener fin. Una simple pared medianera puede dividir dos mundos, dos maneras de vestir, de comer, de vivir. De un lado Leonardo (Rafael Spregelburd), fino y prestigioso diseñador que vive en una casa realizada por Le Corbusier. Del otro lado Víctor (Daniel Aráoz), vendedor de coches usados, vulgar, rústico y avasallador. Víctor decide hacer una ventana para tener más luz, y ahí ... [+]
14 de octubre de 2010
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La dupla Mariano Cohn y Gastón Duprat, luego de una amplia trayectoria como realizadores audiovisuales y experimentos televisivos interesantes, han hecho dos primeros largometrajes en formato documental o de entrevistas, con “Enciclopedia” (1999) y “Yo Presidente” (2006), un documental protagonizado por los ocho presidentes argentinos desde la restauración de la democracia hasta ese momento.
En 2009 hicieron el primer largo con un formato más convencional, “El Artista” (2009).
Y hacia fines de ese mismo año, elaboran “El hombre de al Lado” que nos ocupa, premiada en los festivales de Sundance, Toulouse, Lérida y Mar del Plata.
Está rodada casi íntegramente en interiores en la “casa Curutchet”, -la única diseñada por Le Corbusier en América-, en la ciudad de La Plata, en Argentina. Con fotografía a cargo de los propios directores.
Leonardo es un diseñador exitoso, mundano, refinado, vive en la casa de marras con su mujer e hija adolescente. El film comienza con un suceso inesperado: un vecino, Víctor, irrumpe súbitamente en su vida, rompiendo una medianera que da directamente a su casa para hacer una ventana. “Sólo necesito unos pocos rayitos de luz, que a vos te sobran”, le dice. A partir de esta sencilla historia, los autores plasman un trabajo impecable desde lo formal. Cada plano, cada detalle de la puesta – hasta las remeras que usan los distintos personajes secundarios nos bajan línea -, el manejo de la luz, los colores, texturas y sonidos, nos lo dicen todo. Las tipologías de los personajes son creíbles y fluyen naturalmente; con primerísimos planos sin profundidad de campo, cargados de connotaciones, usando la composición de los cuadros y el montaje, junto con las acciones y diálogos cotidianos, para dar fuerza al arco por el que transita el protagonista, lleno de bajezas, pero con dudas, como cuando desde la casa del vecino, mira por el boquete hacia la suya, como intentando ponerse en el lugar del otro, para bajar la cabeza abrumado, ya que no quiere cambiar. Cohn y Duprat no nos alivian nada de la situación, y la resolución que debe tomar Leonardo, entre ser libre, capaz de comunión con otro ser humano, o aferrarse a su falso pedestal donde no es feliz, donde derrocha egoísmo, será llevada hasta las últimas consecuencias.
Un muy recomendable ejercicio de la expresividad que puede tener el lenguaje del cine.
Romantic Warrior
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow