Haz click aquí para copiar la URL
España España · Valencia
Voto de Carorpar:
6
Documental Explora los últimos 15 años de vida de Orson Welles, incluyendo material sobre "The Other Side of the Wind", la película que dejó sin terminar. (FILMAFFINITY)
22 de noviembre de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena parte del interés —y no es poco— de este documental radica en su contribución al esclarecimiento del accidentado rodaje de “The Other Side of the Wind” (Al otro lado del viento, 2018), película maldita cuyo director, el gran Orson Welles, no pudo terminar y que ha sido al fin culminada bajo los auspicios de Netflix.
El título mismo nos da pistas de la disfuncional relación de Welles con ese Hollywood que, tras exaltarlo a la categoría de niño prodigio, o mimado —rodó “Citizen Kane” (Ciudadano Kane, 1941) a los veintiséis años—, le dio la espalda miserablemente, obligándolo a un exilio de dos décadas en las que anduvo dando tumbos por Europa, mendigo de una financiación siempre exigua para sus quiméricos proyectos. Imagino que, con independencia de las dificultades que suele entrañar el trato con los genios —Welles indudablemente lo era, y al parecer, de un corte más bien despótico—, subyacería a su defenestración una cuota generosa de envidias, resentimientos y cuentas pendientes. El tiempo, que —dicen— todo lo cura, no trajo en este caso la reconciliación, y el retorno del hijo pródigo no se vio saludado con los parabienes presupuestarios que el talento de Welles hubiera merecido. Antes al contrario, algunos de sus manejos para conseguir fondos rebosan las costuras de lo abracadabrante para adentrarse en el territorio de lo patafísico, incluido un préstamo del sátrapa persa luego destronado por la revolución de Jomeini.
La historia viene meticulosamente desgranada en la voz de quienes le acompañaron durante el penoso periplo, entre ellos su “apóstol” —así se autodenomina su personaje en “The Other Side of the Wind”—, el crítico y asimismo cineasta Peter Bogdanovich, quien no disimula el poso de amargura que le dejó un desaire que su admirado —venerado— Orson Welles le dedicara en “prime time”. Abundan las imágenes de archivo con el corpulento director explicando la que debía ser su obra maestra, aunque mis favoritas son las que recogen su corrosivo discurso de (cualquier cosa menos) agradecimiento por ese triste sucedáneo que constituye el Oscar honorífico. Muy ilustrativas son también las referencias a la película dentro de “The Other Side of the Wind”, delirio entre “kitsch” y subjuntivo admisible sólo en tanto parodia feroz de cierto cine “atmosférico” entonces en boga. No me ha gustado tanto, porque no la comparto, la pulsión, freudiana y postmoderna, de (homo) sexualizar el cosmos. Me explico: Welles y Huston eran un par de amigotes con un gusto común por hacer de su capa un sayo. Sin más. A veces no hay porqué buscar tres pies al gato, ni romance donde únicamente había una sanísima camaradería energúmena.
Carorpar
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow