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Voto de VENIMOS LOS JODIMOS Y NOS FUIM:
10
Drama En Nuschimango, Veracruz, México, los pescadores que trabajan diez horas diarias, comienzan a sentir que lo que les paga don Anselmo -el rico comerciante de la región-, no les alcanza ni siquiera para cubrir sus necesidades diarias y entonces deciden reclamar un mejor pago por su pescado, pero ante la negativa del acaparador comerciante, Miro (Silvio Hernández), un joven pescador, se propone unirlos para oponerse a la explotación... ... [+]
5 de septiembre de 2012
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un curioso caso de cine de denuncia social en el panorama de la industria filmíca nacional de los años treinta. Producida bajo los auspicios de la SEP, esta cinta relata los avatares de un grupo de pescadores, quienes hartos de la precaria condición laboral y económica en la que viven sometidos a causa de la explotación de que son sujetos por parte de un cacique acaparador, deciden organizarse y formar su propia cooperativa, lo que posteriormente acarreará consigo trágicas consecuencias para los integrantes del movimiento. Uno de los primeros acercamientos (o fusiles, según se vea) por parte del cine nacional a la estética eisensteiniana, en la que los realizadores tomaron "prestados" algunos de los elementos característicos del cine del maestro ruso en lo que al montaje, la puesta en escena y al empleo de actores no profesionales se refiere. Si bien desde sus primeros minutos de proyección todo aquel potencial espectador podría sentirse desanimado por hacerse evidente que la cinta esta (comprensiblemente) actuada con las patas (por eso de la "autenticidá", Muriel y Zimmerman decidieron emplear a pescadores reales y algunos otros lugareños de Alvarado, Veracruz), cualquier tipo de queja al respecto queda zanjada gracias a los (apocrifos; ni modo, hay que decirlo) aciertos visuales de la lente de Paul Strand y a la música de Revueltas. En su tiempo, constituyo un severo fracaso de taquilla, y si bien es cierto que con el paso del tiempo ha sido justamente revalorada como un clásico de la cinematografía mundial, la gran paradoja es que (al menos en México) no suele exhibirse con la frecuencia que, sin duda, merece.
VENIMOS LOS JODIMOS Y NOS FUIM
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