La película ofrece una descripción de hechos, tanto del personaje de Crisanto como lo que es vivir en un país tan convulso como Colombia. Acierta de pleno en no juzgar ni decantarse por algún bando, sólo pretende mostrar y prueba de ello son esas escenas en tono documental con que siembra de vez en cuando Miguel Courtois el visionado de esta cinta. De temática dura, lo de menos parece el hilo argumental de la misma y lo verdaderamente importante es enseñar las duras condiciones de vida que soportan los habitantes en la selva, la ignorancia de los mismos, probablemente por la nula ayuda que reciben y porque conviene de alguna manera a ambos bandos, y la baja empatía existente en los organismos gubernamentales y su personal ante el sufrimiento y la precariedad de la población civil.
De Luis Tosar poco queda decir a estas alturas de su carrera. Sencillamente magnífico. Él sólo lleva el peso de la película con su actuación, no sólo por el esfuerzo en su acento al hablar, sino por la expresividad que muestra en toda la película, dando una credibilidad a su personaje magistral.
Película interesante, necesaria su visión para el que quiera tener una noción más concreta del problema colombiano, y un disfrute de ver otro extraordinario trabajo de Luis Tosar.