El caso Maynard es a los ingleses algo así como las caras de Bélmez en España. Vamos, que quien más y quien menos ha especulado en las noches de miedo contando la historia de la casa encantada y el monje demoniaco. Con una ambientación espantosa, la de la época, de un kitsch que asusta, y unas interpretaciones decentes, especialmente Tasha Connor como Sally, la peli acaba perdiéndose en caminos demasiado comunes en cuanto los efectos especiales, innecesarios, entran en juego. El balanceo de la lámpara como medidor-aviso de la presencia consigue poner los pelos de punta, cosa que esa suerte de niebla oscura y los reflejos de la niña muertano logran sin pasar de capítulo de Cazatesoros. Aún así, meritoria y más que recomendable
Lo mejor: La niña protagonista
Lo peor: Los FX, de serie B