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San Marino San Marino · Ladera del Monte Titano
Voto de Fej Delvahe:
8
Drama. Thriller Seth ha dejado los estudios y ha montado un casino ilegal en su casa. Su padre, que es juez, no ve demasiado bien esta ocupacion, y esto provoca nuevas tiranteces en su relacion, ya de por si tensa. Todo parece cambiar cuando a Seth un cliente le ofrece trabajar como agente de bolsa. Sin embargo, pronto comprobará que no es oro todo lo que reluce. Es un mundo atractivo en el que la gran parte son jóvenes y ambiciosos. Pero en el negocio ... [+]
16 de julio de 2007
22 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable film acerca de un nido cualquiera de embaucadores, de los que abundan por doquier y nos sorprenden un día u otro por vía telefónica; que nadie sabe como llegó nuestro número de teléfono a su poder pero que en un minuto tratan de venderte la luna y te señalan que no debes dudar porque te están ofreciendo la gran oportunidad de tu vida, porque te harán feliz, millonario repentino o superhombre. Mas sólo son nefastos mentirosos al servicio de la Reina Mentira, trajeados estafadores, trepas que quieren alcanzar fácilmente su bienestar personal a base de destrozar la vida de mucha gente que ingenuamente confía en ellos.

Esta película es una rareza interesante, muy ilustrativa de las característica y el perfil de esos tipos, de esa gente mentirosa o negociantes que difílmente da la cara, que se mueve en torno al juego de la bolsa, la compra y venta de acciones y esa clase de cabronadas, que todo lo hacen vía telefónica o vía internet o vía pantalla de televisión, que sólo se conoce de ellos su voz persuasiva, correcta, educada y vendedora, que en lugar de vivir JUEGAN en todo momento al juego de estafar y destrozar la vida de los demás. ¡Cuántos trajeados con corbata, pelo brillante y una estética de altos vuelos, que en realidad sólo son putos estafadores! Este film los retrata a la perfección: ¡Vendedores sí, del mismísimo diablo!

Por supuesto, la vida es un juego, pero yo al menos prefiero jugar a chapuzar dentro del mar, a lanzarnos la bola por alto o a revolcarme dándome abrazos y besos con mi negra; juegos naturales antes que esa afición por el maldito, canallesco y deshumanizador juego a que se dedican los palabreros vendedores telefónicos, como tan bien describe esta película de Ben Jounger.

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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