El argumento narra la exploración de un grupo de militares estadounidenses desde el Este, enviados por el Presidente para explorar los territorios al Oeste, más allá de Luisiana hasta alcanzar el mar Pacífico y tomar posesión legal y simbólica de toda esa extensión de territorios en nombre del Gobierno de los EE.UU., allá por los tiempos en que estos Estados estaban naciendo y formándose como EE.UU.

Se trata de un filme de aventuras bastante viciado por la mentalidad de demonizar a los indios nativos de América del Norte. Podría haber sido notable si hubiese tratado con mayor objetividad y comprensión a los indígenas. Por ejemplo hay dos cosas que impidieron que esta película no se recuerde hoy en día entre los grandes clásicos de aventuras y romanticismo intercultural:

Una es que los indios son presentados con grandísima falta de empatía y entendimiento atropológico, como pueblos soberanos que eran y con pleno derecho a defender su territorio, propiedades y lugares de toda la vida.

Otra, que la mayoría de mujeres que se hacen pasar por indias en esta película parecen de cualquier parte del planeta, de Rusia, de Italia, de Inglaterra, etc., pero de ningún modo convencen como indias, es más no sólo no lo parecen sino que destacan contrariamente en el papel que tratan de interpretar; y la prueba por excelencia es la actriz protagonista Donna Reed que hace imposible durante todo el filme que podamos creernos su personaje de india, porque evidentemente se nota a leguas que de india no tiene ni un milímetro de su cabeza ni de su ser, tampoco de sus gestos y ni siquiera de sus movimientos. ¡Lástima!, pues había miles y miles de mujeres nativas o más aproximadas como las mismísimas latinas, con mayor sensualidad y convicción que pudieron haber hecho ese papel de maravilla. ¡Y es que se puede ser muy enrollado, pero montar o fabricar un mal rollo!

Fej Delvahe