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España España · Albacete
Voto de Pekindi:
10
Drama El 10 de julio de 1997, Miguel ángel Blanco, un edil del Partido Popular de Ermua, es secuestrado por ETA exigiendo el acercamiento de presos. 48 horas después, la banda cumple su amenaza y lo asesina provocando una reacción masiva de rechazo a la violencia en la sociedad española. La película muestra las angustiosas 48 horas en el seno de la familia, los cuerpos policiales y la sociedad vasca coincidiendo con el undécimo aniversario ... [+]
20 de diciembre de 2008
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mí me pasa lo que a otro compañero. No puedo entrar a valorar la película como tal. La tengo que valorar como algo histórico y, sobre todo, como algo necesario. Necesario que no olvidemos nunca esos días. Necesario que los que no lo vivieron, lo conozcan. Necesario que no olvidemos a Miguel Ángel. Necesario que todos recordemos como este País, como pocas otras veces, estuvo unido durante aquellos días. Por eso creo, que si los actores, el ritmo y demás historias... es lo de menos.

Sólo quiero apuntar una cosa más. Y más que nada porque puede haber gente que no conozca lo que voy a escribir. Se trata de una canción de Carlos Goñi (Revólver) titulada, como esta crítica, "Una Lluvia Violenta y Salvaje". Carlos la escribió para Miguel Ángel y creo que refleja perfectamente lo que sentimos aquellos días. Para los que no la hayáis escuchado, hacerlo. Os lo recomiendo. Se os pondrán los pelos de punta. Y alguna lágrima de rabia... os volverá a caer.

Me permito transcribir aquí una parte de la letra:

Aquel día amenazaba más tormenta y la tormenta no se hizo de rogar;
aunque más de uno creyera en los milagros,
el que más y el que menos no sabía que apostar.
Porque el tiempo es el tiempo y él decide
cómo, dónde y cuándo quiere descargar;
y a las cuatro cayeron dos rayos, segando de cuajo otro arbol más.

Y cayó hasta calarnos los huesos,
y cayó fría y sin compasión,
una lluvia violenta y salvaje hasta hacernos dudar de si existe Dios.
Y cayó hasta calarnos los huesos,
como pernos de vía de tren,
una lluvia violenta y salvaje hiriendo la carne, abollando la piel.

Y fundidos de rabia, impotentes,
miramos al cielo queriendo entender,
por qué este brutal aguacero, por qué los dos rayos,
algo no va bien.

Y si no hay nadie que pueda detener
la tormenta que nos moja sin parar,
usaremos nuestra fuerza, tanto si está mal o bien,
para estar secos por siempre de una vez.
Pekindi
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