La historia nos lleva a un caso real bastante mediático ocurrido en Francia en el año 2000, una historia compleja y oscura, la de un hombre acusado del asesinato de su esposa Susy que desapareció repentinamente, pero a pesar de que su cuerpo nunca fue encontrado, ni hubo pruebas, ni testigos ni móvil, la influencia del amante de Suzy, Olivier Durandet, que tenia relaciones muy estrechas con la policía consiguió incriminarlo. Jacques Viguier primero fue acusado de asesinato, luego de homicidio intencionado, pasó nueve meses en prisión preventiva hasta febrero de 2001.

El joven cineasta Antoine Raimbault plantea la delicada cuestión de la responsabilidad de los jueces y jurados populares para juzgar a una persona sin tener pruebas. Una reflexión de lo que puede influir en la decisión nuestra la convicción personal, la objetividad o el talento de los abogados y fiscales para presentar el caso.

"El caso Viguier" como así se llamo consigue tensar bien la cuerda para que el espectador note la intensidad de este proceso. Eso si ayudada por dos grandes interpretaciones de Olivier Gourmet  que encarna brillantemente a Eric Dupont-Moretti, abogado defensor y sobre todo el de Nora (Marina Foix) empeñadisima en descubrir la verdad, que se involucrara en colaborar con el abogado, desatendiendo su trabajo y sobre todo a su hijo.

Laurent Lucas sin embargo interpreta al acusado, permanece con el semblante muy serio y angustiado después de 9 años de penurias y con la esperanza de salir "inocente" con la reapertura del caso en 2010.

Un drama judicial intenso y bien llevado de este genero cinematográfico poco utilizado en Francia y mas reconocible en las películas norteamericanas.
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