Una especie de cuento con destinos entrelazados que toca fibras sensibles algunas veces con acierto y otras veces con poca credibilidad. El escritor y director danes Lone Scherfing (Su mejor historia, An education) se esfuerza bastante en contar esta historia almibarada mezclando sentimientos que no llegan a conectar del todo con el espectador.

La película comienza con Clara (Zoe Kazan) y sus dos hijos pequeños que han escapado de un marido maltratador. Llega a Nueva York con una mano delante y otra detrás, comienzan a dormir en su coche hasta que se lo lleva la grúa. Para poder dar de comer a sus hijos tendrá que recurrir a la beneficencia. En otra historia conoceremos a Alice (Andrea Riseborough) que trabaja de enfermera y lleva un grupo de terapia, aparte de dirigir un comedor social. Toda una santa sacrificada para los demás. Luego tenemos a Marc (Tahar Rahim) que trabaja en un restaurante ruso y es muy amigo del abogado que lo sacó de la cárcel, Peter (Jay Baruchel) que ahora está pasando algúnos problemas y le acompaña al grupo de terapia que lleva Alice. 

Zoe Kazan esta muy bien como siempre, esta vez se aleja un poco de la comedia para hacer el papel de madre coraje, le acompaña Andrea Riseborough que siempre consigue llenar la pantalla. Y el tercero en discordia es el actor francés Tahar Rahim (Un profeta) que se desenvuelve bastante bien en ingles.

Todas son personas solitarias y con problemas, algo que se acentúa mucho a lo largo de la película, siempre con la clara esperanza de que al final todos consigan la felicidad apoyándose mutuamente. Pero no consiguen estar bien conectados los personajes con las historias de amor que comienzan, con un resultado un poco caótico y desordenado por culpa del guion. Buscando claramente el camino fácil para que consiga gustar.

Un film para pasar un rato agradable, pero sin que se te quede durante mucho tiempo en la memoria.
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