Gerhard Gundermann (1955-1998) trabajó en una excavadora en las minas de carbón de Lusatian (Alemania del Este) después de que fuera expulsado de la academia militar, fue comunista convencido y cantautor. Un artista que decía lo que pensaba, y que a finales de años 70 y principios de los 80 fue un agente de la Stasi y miembro del partido socialista de la RDA, antes de ser expulsado de ella por disidencia ideológica. Conocido por sus canciones teñidas de melancolía y referencias sociales, probablemente habría seguido una carrera en la política si no hubiera muerto de un ataque cardíaco a la edad de 43 años.

Cuando salió a la luz su participación como colaborador e informador para la Stasi. supuso para él un vergonzoso golpe bajo, también al enterarse a su vez que el era investigado también por otras personas, sufrió todo tipo de reacciones de todos los que le rodearon en su mundo como músico, esposo, amigo o minero. Hay una frase que dice que lo resume todo "No voy a pedir perdón, pero no puedo perdonarme a mí mismo"


Andreas Dresen dirige este biopic y junto a su habitual guionista Laila Stieler forman un buen equipo que han colaborado juntos en" La Policia"(2000) ," Willenbrock"(2005) y "En las nubes" (2008). Para interpretar a este controvertido cantautor está Alexander Scheer quien explora bien el frágil mundo de la realidad y la memoria, la represión y el olvido y ese sentimiento de culpabilidad que le amargo en la última etapa de su vida.

La situación política en aquella Alemania está bien resuelta, pero quizá peca un poco de demasiados flashbacks que lastran un poco la continuidad en la historia (algo muy común en el cine de hoy). La ambientación es muy buena, aunque el ritmo de la película es quizá demasiado lento. 

La película inaugura el Festival de cine Alemán de Madrid 2019 con la presencia de su director y actor principal. Un film que ganó en los Lolas (similar a los goyas españoles) 6 premios de las 10 candidaturas entre ellas el de mejor película, mejor director y actor. 
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