Este es el cine del futuro...si es incomprensible, se debe a su futuridad misma.
Greenaway funde la gran tradición de la pintura y la gran tradición del cine para crear una verdadera sinfonía de la Luz...
La futuridad que le asigno se justifica por la capacidad misma del autor de generar nuevos espacios dentro del espacio hasta ahora canonizado, dogmatizado del Cinematógrafo.
Esos espacios están llenos de una luz nueva, de gradaciones cada vez más sutiles de colores mitad terrestres, mitad estelares...
Todavía este ojo nuestro no ha acondicionado su carne para el gozo pleno de la Canción que aquí se nos muestra...pero era de esperar...las obras revolucionarias van cien años por delante de todo lo que podamos decir sobre ellas...nosotros, que somos apenas sus primitivos exégetas...
Y por si fuera poco, juegos maravillosos con todos los contenidos de la Historia, la Cultura, el Conocimiento...y esto sin abusar, manteniendo la primacía del elemento visual, combinando extrañas distorsiones de la simetría con planos largos y áereos como un jardín zen...
Un derroche maravilloso de creatividad, que al cabo de los años sin duda generará su propia crítica y su propia mitología...