Nos encontramos ante la tercera entrega de esta serie de películas que giran sobre el deporte del patinaje sobre hielo.
Es cierto que todas ellas son películas bastante simples, y que además son bastante similares, por no decir prácticamente iguales. No obstante, a mí me sigue gustando su historia y las figuras que recrean sobre el hielo.
A cualquiera que no le haya gustado ninguna de las dos partes anteriores, no le recomiendo que vean esta; ya que es muy similar a las otras. Pero quien haya disfrutado, y se haya entretenido, sin lugar a dudas pasará un rato agradable.
En esta ocasión no es la patinadora la que es rica y complicada, sino el chico. Las tornas cambian, y los personajes varian de sexo siendo él el profesional, y ella la joven que cogen de la calle para que sea su pareja en las olimpiadas de París.
En fin, nos encontramos ante una película que quedará seguramente en el olvido ya que ni siquiera ha sido estrenada en el cine. Pero por lo menos para mí, será recordada ya que forma parte de una saga que cuenta con momentos brillantes de patinaje. Sin ser una gran película, debo reconocer que a mí me entretiene y me divierte. Tal vez sea un cutre, pero a mí me ha gustado; aunque hubiera agradecido un poco de diversidad con respecto a sus predecesoras.