Las películas de atracos son mis consentidas. Mi madre me lo dice; las tengo mimadas y malcriadas. Con cualquier otra empiezo afrontándola con un "pasable" de nota. Tan sólo dependerá de ella misma para que comience a subir, a bajar, o para que se quede donde está.
Sin embargo, cuando lo que tengo en frente es una de un golpe a un banco ya le adjudico directamente el sobresaliente en los créditos iniciales. Así por toda la cara. A partir de ahí, eso sí, si decae la cosa voy rebajándola en su justa medida.

Arranca Caos. Ya se ganó su diez. El único mérito fue ir de lo que iba. Primeros 10 minutos y flipo. Me fascinan los asaltadores bordes pero con clase. Esos que no se conforman con dar el palo, sino que además se permiten el lujo de ir soltando frases chulas en medio del barullo. Y sin que les tiemble la voz a los jodíos.
Ahora salen los polis. El más vacilón, uséase, protagonista, es el tal Jason Statham. Ya ha rodado unas cuantas buenas pelis de acción y no lo hace nada mal. Así que va siendo hora de que nos quedemos con su nombre, que se lo merece el chaval. Que no me entere yo que aún le llamáis "el de Transporter".

También está en plantilla Ryan Phillippe. Creo que no me cae bien. Bueno, lo que ocurre es que siempre lo dobla el mismo tío en castellano y no me gusta el tono listillo que le da. Así que no puedo asegurar si el que me cae mal es el Ryan o el de doblaje. Pero vamos; tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando.

La película sigue. Entre los atracadores hay hombres negros, por lo tanto me extraña que ni un sólo policía lo sea también. Estos de hollywood suelen repartir por los dos bandos a partes iguales las distintas razas para que nadie se ofenda. Al menos, entres los maderos, hay gente gilipollas y en el de los cacos no; queda más o menos compensado.

Ya hace un montón de tiempo que el atraco pasó. Ahora llevamos una hora de película y se centran en las distintas personalidades de unos y otros. El duro haciendo de duro, el tonto de tonto y la tía de pasionaria.... ufff a esto le falta un poco de salsa. Bajo al 7.

Luego viene el final lleno de impresionantes giros. Tantas piruetas da la película que acaba perdiendo el control y estampándose contra mi cerebro, el cual, como respuesta, le baja los humos hasta el 5. Y es que no se puede malcriar tanto, que luego se creen la caña y te hacen lo que quieren. Y eso tampoco es.