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Voto de Comodoro F:
6
7 de diciembre de 2011
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando una película junta a Gary Busey (inolvidable villano de "Alerta Máxima" y "Arma Letal", y secundario de "Predator 2" y "La tapadera") con una trama de un dulce típico que mata gente es que es simplemente auténtica. Y si una película de 2005 parece que fue rodada en 1983, es que es todavía mejor.
Totalmente desprovista de pretensiones y/o seriedad, de medios, y bajo el título de un juego de palabras cutre a mas no poder, "Gingerdead man" resucita la Serie B más auténtica. Si creías que los slasher-gore basados en la posesión demoníaca de objetos kitsch habían muerto, estabas equivocado. Con un presupuesto irrisorio y grandes dosis de gamberrismo, esta galletita pasa por encima de otras como las dos últimas de Chucky. Genialmente extemporánea, en esta película no existe el ordenador por ningún sitio: La criatura es un muñeco espantosamente hecho que a duras penas mueve la boca. ¿Y saben qué? Que si encuentro una réplica en una tienda friki, me la compro sin miramientos. Porque su diseño, como toda la película, evoca un tiempo donde el terror casposo era pura magia.
Gratamente cinéfila, contiene homenajes a otras de su género ("el Muñeco Diabólico" o la última de "Viernes 13"). Su puesta en escena es sensacional, los personajes parecen sacados de una época en el que ni Internet ni las redes sociales existían, lo cual da a la película un tono único, desaparecido en el cutre-cine actual.
Pésimas actuaciones, personajes estereotipados, radical economía de medios (sólo hay dos decorados, y uno de ellos es una calle real; y se sustituyen los flash-backs por narraciones en off), muertes inverosímiles y un argumento insultante = resurrección del mejor "peor-cine". Y sólo dura una hora tonta.
Totalmente desprovista de pretensiones y/o seriedad, de medios, y bajo el título de un juego de palabras cutre a mas no poder, "Gingerdead man" resucita la Serie B más auténtica. Si creías que los slasher-gore basados en la posesión demoníaca de objetos kitsch habían muerto, estabas equivocado. Con un presupuesto irrisorio y grandes dosis de gamberrismo, esta galletita pasa por encima de otras como las dos últimas de Chucky. Genialmente extemporánea, en esta película no existe el ordenador por ningún sitio: La criatura es un muñeco espantosamente hecho que a duras penas mueve la boca. ¿Y saben qué? Que si encuentro una réplica en una tienda friki, me la compro sin miramientos. Porque su diseño, como toda la película, evoca un tiempo donde el terror casposo era pura magia.
Gratamente cinéfila, contiene homenajes a otras de su género ("el Muñeco Diabólico" o la última de "Viernes 13"). Su puesta en escena es sensacional, los personajes parecen sacados de una época en el que ni Internet ni las redes sociales existían, lo cual da a la película un tono único, desaparecido en el cutre-cine actual.
Pésimas actuaciones, personajes estereotipados, radical economía de medios (sólo hay dos decorados, y uno de ellos es una calle real; y se sustituyen los flash-backs por narraciones en off), muertes inverosímiles y un argumento insultante = resurrección del mejor "peor-cine". Y sólo dura una hora tonta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Si te comes la galleta, te posee el asesino, como ocurría con el corazón de Jason en la última película de la saga. ¿A qué es genial?.