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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Juan Rúas:
5
Drama Drama compuesto por tres historias. Una mujer que está casada con un hombre postrado en una silla de ruedas se siente muy desgraciada. Una joven tiene que resolver un dilema: seguir los dictados de su conciencia o los pasos de un padre famoso. Una violonchelista vive desde hace tiempo enclaustrada en su casa en un estado muy semejante al letargo. (FILMAFFINITY)
30 de diciembre de 2009
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo siento realmente porque tenía expectativas, creía que una película con este reparto podía catapultarse un poco por encima de la media...no fue así. Sin lugar a dudas, no por culpa de los actores, sino por un guión demasiado desprolijo, cuando en los papeles hacer tres historias en paralelo a esta altura del partido ya no sería demasiado complejo. Basta con ver la cantidad de productos similares y de resultados mucho mayores, pero en fin.

Organizemos el pastel, dividámoslo en partes iguales, asi todo queda equilibrado. Tan simple como eso: ¿Cómo lograrlo? Hay varias formas, pero existen dos maneras bien conocidas.
1. La simultaneidad: acciones correspondientes a distintas historias se intercalan mediante el montaje, exhibiendo circunstancias similares y simbolizando así los estados emocionales por los que pasan las protas.
2. Paralelismos: llevar las tres historias discretamente y en paralelo, calculando el tiempo en pantalla de cada una de las tramas.

Ambas maneras se vislumbran en el film, pero con deficiencias notorias: en el caso de la simultaneidad resulta que solo la historia de la dibujante con el esposo paralítico llega a hacerse piel en el espectador. Las dos historias restantes, se encuentran por debajo del nivel de intensidad esperado, especialmente la trama de la mujer fotógrafa y su obsesión por Ángola. La violonchelista posee esa crisis con el padre, crisis que se manejaba con cierta prolijidad hasta devenir en un desenlace, a mi gusto, completamente desinflado.
En el caso de los paralelismos, es el recurso más usado, pero insisto: la fuerza de una historia en desmedro de la debilidad de las otras dos hace decaer toda la obra, no en el tedio pero si bordeándolo.
Se termina por producir en el espectador un efecto sin remedio: la apatía, la apatía ante el desorden.
Juan Rúas
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