Quizás lo más grave de Choose no es su humilde producto, ni sus resultados modestos para el ojo y la mente del espectador. Quizás lo más grave son sus ínfulas de ambición, cuando estamos ante una obra que jamás podrá elevarse por sobre el thriller barato. "Lo que eliges es lo que te define", dice por ahí un slasher caído en desgracia, y la sola mención de esa frase destapa los falsos aires trascendentes de Choose.

En principio: parece que un asesino en serie se degusta matando o torturando víctimas de las formas más originales posibles. El uso de la oscuridad no inquieta, de hecho molesta a la vista porque el uso de luces y sombras no es de los más correctos. Al inicio parece que el jugo de Choose pasara por las secuencias de torturas, seguido de una investigación muy tímida. Luego la que cobra importancia es la investigación y la obra realiza en verdad buenas cadenas de cabos sueltos interrelacionados, o sea, Choose se decanta con cierta gracia hacia el policial. Pero hay demasiados baches: las reacciones no son siempre atinadas y quiero detenerme específicamente en la actitud absurda del padre de la prota: observándolo todo fríamente cuando debería estar desesperado al relacionar al slasher con su propia hija. En cuanto a ella...esta justa, no la veo en papel de investigadora y su postura obligada de "mi pasado me condena" le sale demasiado forzada.

Por estas cuestiones Choose no lidera como obra individual: si tenemos que ser cínicos, deberíamos alegar que no se inspiró ni en Seven ni en El silencio de los corderos. Más bien utilizó esos títulos como punta de lanza para el mercado, elaborando tan solo una puesta en escena con aires de familia frente a las películas antes mencionadas.