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Voto de Strhoeimniano:
10
Drama Don Lope ha acogido a Tristana en su hogar para cumplir una promesa hecha a sus padres. Pero la joven es muy hermosa y se convierte en la obsesión del anciano, que a fuerza de tiempo y de paciencia consigue sus favores. Sin embargo, cuando ella conoce a un joven pintor que la enamora, decide cambiar radicalmente el rumbo de su vida. (FILMAFFINITY)
9 de junio de 2005
132 de 142 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueve años después del escándalo de “Viridiana”, Buñuel retorna a España. En este viaje vuelve a adaptar a su admirado Galdós, pero trasladando toda la acción temporal a su época su juventud.
Ante una sombra tan grande como la de “Viridiana”, “Tristana” puede parecer una obra menor; pero reúne, si cabe, tantos méritos o más que la mítica película. En sí la película trata una de las mayores preocupaciones surrealistas: el “amour fou”. En ninguna obra de Buñuel se retrata con tanto detalle el “amor loco” como en esta. La historia es sencilla: Cuando muere la madre de Tristana, ella es confiada a D. Lope, un caballero de los de antes con rentas cada vez más exiguas, pero de un cinismo calculado, que comienza a obsesionarse por la joven Tristana hasta conseguir sus favores; tiempo después ésta conoce a un pintor con el que huye hasta que las circunstancias la traen de nuevo.
La sabiduría y sencillez de esta obra es pasmosa. En ninguna otra obra posterior a esta encontraremos la depuración a la que había llegado el maestro; quizá porque surrealismo y grandes presupuestos nunca casaron del todo (la etapa mejicana y la española están muy por encima de todas sus películas francesas, aunque éstas fueron las que llegaron más al público). Es increíble la fuerza que le da a los planos, cómo éstos calan en el espectador hasta exprimir todo su significado (el plano secuencia con el que se abre –un partido de fútbol entre sordomudos-; las secuencias que muestran la relación incestuosa que mantienen; el fetichismo con el que arropa a C. Deneuve en la última parte de la película).
“Tristana” de todos modos es D. Lope. En ninguna otra película del maestro, Fernando Rey realizará mejor actuación, hasta el punto de que quizá sea la mejor interpretación de toda su carrera. De todos los personajes, es el más rico, el que realiza una evolución más sorprendente pues pasa de ser comecuras (magníficos los diálogos en los que expresa su anarquismo) a terminar tomando el chocolate con estos en la tardes frías de invierno. Su interpretación es tan sentida que estremece (cuando por fin consigue a Tristana y le escuchamos decir “Esta vez no se me escapa, esta vez será mía...” traslada la pasión que siente de un modo tan directo que es como si te pegara). Pero a su misma altura está todo el plantel. La frialdad de Denueve llega al punto de la crueldad, pero sin dejar de mostrar esa pasión alocada que sostiene a un personaje que naciendo en la pureza, terminará por vivir en el rencor (maravillosa la secuencia en la que se despide de su amante el pintor tocando una pieza de piano tan pasional como su aversión). Al lado una Lola Gaos espléndida, como esa criada abnegada que daría la vida por su señorito.
Un punto y aparte merece la fotografía. La firma Aguayo y consigue que una película a color termine siendo negra, negrísima (la secuencia de la boda es magistral, pues más parece un entierro). Otra obra maestra del gran Buñuel antes de afrancesarse.
Strhoeimniano
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