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Voto de Strhoeimniano:
10
Drama Un joven solitario impulsado por la ambición y el idealismo se enfrenta a la vida en el Nueva York de principios del siglo XX. Las duras condiciones que impone esta realidad desmitifican el mítico sueño americano. (FILMAFFINITY)
23 de mayo de 2005
99 de 107 usuarios han encontrado esta crítica útil
“...Y el mundo marcha” es el fiel retrato del sueño americano. ¿Que cuál es este? Pues nada más y nada menos que llegar a ser Presidente de los EE.UU. Para nuestro protagonista todo comienza con buen pie, pues nace nada más y nada menos que un 4 de julio; pero a partir de ahí, cualquier semejanza de lo que vive con ese sueño expresado... no existe.
King Vidor sigue los avatares de este hombre sacado de la multitud, en una sucesión de comedia y drama tan sutil y magistral que al final de la película tenemos la impresión de haber asistido a la vida tal cual. Visualmente es impresionante y podemos comprobar la gran sabiduría que tenían todos estos directores en la época del cine mudo. No les hacían falta los diálogos, porque como diría la gran Norma Desmond: el cine era grande. Como ejemplo, cuando nos muestra al protagonista en su trabajo. Es una secuencia de una modernidad asombrosa: la cámara enfoca un contrapicado de un rascacielos, se va acercando poco a poco en base a fundidos, hasta entrar por la ventana y mostrarnos un picado de una oficina INMENSA (ni “El Apartamento” se atrevió a tanto), en la que una fila ordenada e infinita de oficinistas no levanta las cabezas de esos papeles tan necesarios para que el mundo marche... Las interpretaciones son naturalistas, casi rozando ese neorrealismo que aún tardaría en llegar pero que aquí ya esta presente. Una gozada, en la que las risas y las lágrimas son nuestras escoltas en esta película de visión obligada, de cine grande aunque se acerque a lo chiquito, a lo anónimo.
Strhoeimniano
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