Vemos a un joven Master Chief (actualmente podemos ver al actor en la serie Halo) contando una historia, su historia de como la vida le dio una lección. Y como le paso a el, indefectiblemente nos sucedió a nosotros, los simples mortales.

La versión de bolsillo. Drama que te hace poner en sus zapatos. Si bien es juvenil se cuenta desde una perspectiva adulta. La culpa, el dolor, la perdida son temas complejos, como lo son el amor, la amistad y la familia. Un drama con buenas intenciones que se va queda en el camino.

Versión extendida.
Puede que las películas que relatan un punto de vida aleccionador las tendemos a tomar sin seriedad, capaz con desprecio, hoy en día todos saben, todos opinan sobre vidas ajenas, todo queda en la charlatanería, el misticismo o la filosofía barata. El desdén o la impaciencia que puede surgir cuando nos dicen lo mal que lo hacemos o mostrando nuestros desordenes, pero la vida adulta es eso, pretender que tenemos todo controlado, que todo lo sabemos, que estamos bien.

Cuando éramos jóvenes pretendíamos lo mismo, con mas audacia algunos, otros con perfil bajo. Amor, amistad, familia son algunas palabras de las que conocemos pero no entendemos toda su amplitud y día a día aprendemos un poco más. Todo en verdad tiene consecuencias, amar o no amar, ayudar o no ayudar, ser justo o no ser justos así como el perdonar/pedir perdón o retener, y cuando ya comprendemos lo suficiente una revelación emerge ante nuestros ojos: la vida no va a solucionar nuestros problemas por nosotros.

La película invita a pensar en el hecho de vivir con el recuerdo de lo que fue, pero no con el remordimiento o la culpa, dado que aun siendo ancianos aun nos preguntaremos ¿what if?.